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Un compositor e intérprete de siempre

17 de diciembre de 2019

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La canción cubana nació para quedarse, a pesar de que en la actualidad otros géneros tengan preferencia, sobre todo en la generación más joven. Y hoy voy a dedicar mi comentario a quien marcó un momento importante en este género musical: José Antonio Méndez, pionero de ese estilo de cantar denominado feeling.

Nacido en la ciudad de La Habana el 21 de julio de 1927, en el seno de un hogar humilde donde el padre era obrero y la madre ama de casa, José Antonio tenía un talento especial para la música, y sus primeras canciones surgieron cuando él estudiaba bachillerato, pues a los 14 años creó la primera: “Por mi seriedad”, donde quiso plasmar su primer fracaso amoroso. Poco tiempo después, el destino quiso que conociera a intérpretes como Roberto Espí y Roberto Faz, del entonces popular Conjunto Casino, quienes dieron a conocer obras como: “Tú mi adoración”, “Soy tan feliz” y “Quiéreme y verás”, las cuales tuvieron gran aceptación, y a las que siguieron, entre otras: “Por nuestra cobardía”, “Si me comprendieras” y “Novia mía”.

Pionero del movimiento del feeling, las décadas de los años 50 y 60 de la pasada centuria, constituyeron una especie de boom para las obras de José Antonio Méndez, junto a compositores e intérpretes como: César Portillo de la Luz, Elena Burke, Omara Portuondo, Ernesto Vera, Girlado Piloto… Pero eran tiempos muy difíciles para ganarse la vida como músico, y entonces él decidió emigrar a México donde tuvo gran aceptación e hizo amistades como Mario Ruiz Armengol, quien lo apoyo mucho. A pesar de su voz ronca, allá comenzó a interpretar sus propias canciones. Después viajó a otros países de Latinoamérica y Europa, donde actuó en escenarios como el Teatro Olimpia de París y sus composiciones fueron interpretadas por figuras tan famosas como Lucho Gatica, quien grabó un disco donde popularizó “Si me comprendieras” que, según él autor expresó: “era la composición  que menos me gustaba, y cuando llegué a Bogotá, era tan popular que cuando supieron que yo era el autor, me llenaron de elogios”. En México conoció a figuras tan famosas como Agustín Lara y Armando Manzanero que entonces comenzaba a ser conocido.

José Antonio Méndez vivió en México hasta el triunfo de la Revolución Cubana, y cuando sus amigos le pidieron que se quedara allá porque todo le iba muy bien contestó: “Quiero a México porque aquí me recibieron con cariño, con verdadera hospitalidad, y la prueba más elocuente de que quiero a esta tierra es adorando la mía, Cuba. Tengo que regresar a mi patria a hacer lo poco que pueda.”

José Antonio Méndez, “el ronco maravilloso”, falleció a causa de un lamentable accidente automovilístico ocurrido a pocas cuadras del Pico Blanco del Hotel St. John, una de las noches en que acababa de deleitar al público allí, con su guitarra, su voz y sus inolvidables canciones, que aún ocupan la preferencia del público y continúan en los repertorios de intérpretes tan famosos como Luis Miguel.

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