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Entorno sudamericano

25 de octubre de 2019

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El presente año 2019 ha movido los cimientos en países del Sur americano.

Brasil, el conocido «gigante» por su extensión territorial (8 511 996 km) y una población de población de 115 822 000 habitantes, irrumpió con un presidente caracterizado por la más oscura filosofía política y la incapacidad de saber gobernar.

Como logros fundamentales en su primer año de mandato tiene: en primer lugar considerarse el «Trump del trópico», por su afán de imitar al magnate estadounidense, lo mismo en sus gestos que en su ignorancia.

Brasil camina marcha atrás, los pobres son cada vez más y la llamada «justicia» se presenta como una expresión muy alejada, yo diría que niega su verdadero sentido.

Otro país que se ha visto estremecido por la respuesta popular a la irracionalidad de su mandatario, es Ecuador.

La nación andina fue, hasta hace solo dos años, un ejemplo de estabilidad, auge en los programas sociales, defensa soberana de sus recursos y, compromiso internacional basado en la unidad entre los países.

Pero un presidente, al parecer salido de un escondite en Washington, aunque lleve el nombre de Lenin, apenas ocupó la presidencia, se ha aliado a quienes en años anteriores, habían aplicado una política neoliberal, despiadada y entreguista, hecho que ha devenido en grandes movilizaciones de protestas y una violencia militar por parte del gobierno, que ha causado la muerte de una decena de personas, fundamentalmente indígenas.

Las movilizaciones se calmaron cuando Moreno aceptó dar marcha atrás en algunas de las medidas que provocaron la ira popular. Pero entonces comenzó una verdadera cacería de brujas, con persecución, cárcel y otras disposiciones contra los simpatizantes de Rafael Correa.

Ante esta nueva embestida gubernamental, el movimiento indígena  salió de las mesas de negociación y la situación se tornó inestable, lo que puede explotar en cualquier momento.

De Chile, qué decir. Una verdadera rebelión popular ha tomado las calles para exigir al gobierno del presidente Piñera, abolir las medidas neoliberales implementadas con afectación directa en los más pobres.

Los carabineros y el ejército, por orden del mandatario chileno, han llevado la represión y la muerte, una vez más, a las calles y hogares de esa nación.

Más de una veintena de muertos, cientos de heridos y más de 2 000 detenidos, es el último parte. El pueblo chileno exige la renuncia del presidente, no los paliativos que ha querido aplicar para sofocar la rebelión.

En Bolivia, el país con mayor desarrollo económico sostenido en los últimos cinco años en América Latina, las recientes elecciones presidenciales, transparentes y democráticas, sacaron de sus guaridas a una rancia oposición derechista que, aun antes de que se emitiera el primero voto, declaró que no reconocería una posible victoria de Evo Morales.

Finalmente, el pueblo votó por Evo y los opositores encabezados por  el aspirante Carlos Mesa, con aliento y orientación de la OEA y el departamento de Estado norteamericano, apuestan ahora por el desorden, la violencia e, incluso, la fractura del país.

Finalmente, Argentina celebra este domingo elecciones donde un triunfo del binomio Alberto y Cristina Fernández, aparece como favorito para ganar en la primera vuelta.

El pueblo argentino clama por abolir definitivamente la política de Mauricio Macri, un presidente que además de poner al país a los pies del Fondo Monetario Internacional, ha  llevado el hambre, la miseria y el desempleo a sus conciudadanos.

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