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La Tragedia Bolsonaro de la Amazonía

3 de septiembre de 2019

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A casi un mes de iniciados por humanos que tenían carta abierta de Jair Bolsonaro para quemar, los incendios en la Amazonía están a punto de ser extinguidos, luego de la intervención tardía de las fuerzas armadas brasileñas.

Cada 25 días después de los siniestros, el gobernante fascista dio la orden a su estrella de la “injusticia”, Sergio Moro, para que permitiera la utilización del ejército, y que tuvo gran demora por la desidia oficial y un conato de bronca entre Jair y el presidente francés, Emmanuel Macron, por problemas comerciales entre ambas naciones y el insulto de Bolsonaro a la esposa de Macron en Facebook.

Ahora, lógicamente, todo el mundo honesto del contorno medioambiental pide el enjuiciamiento de Bolsonaro por crimen de lesa humanidad, pero, por supuesto, nada de esto prosperará, al considerarse la impunidad con que actúa.

Los incendios en la Amazona son una parte de la flatulencia de una política que solo se endurece con los asaltos a las favelas, el dar mano abierta a las fuerzas represivas para que aumenten las bajas mortales en los tiroteos contra presuntos delincuentes, y la encerrona de líderes sociales, principalmente indígenas, que protestan contra el permiso del sátrapa de deforestar e incendiar parte de la Amazona para complacer a latifundistas y empresas mineras, en detrimento del más de un millón de aborígenes que ven perder el territorio que les ha pertenecido históricamente.

 

Política al revés

La Organización no Gubernamental (ONG), Instituto Ángeles de Libertad, presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI) un documento en el que solicita se inicie un proceso de investigación contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por sus implicaciones en la emergencia forestal presentada en la selva amazónica.

La parte brasileña de la Amazonía ha perdido más de 3 000 kilómetros cuadrados de área boscosa desde que Bolsonaro asumió el cargo en enero, un aumento de 39% respecto al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con la agencia del gobierno que monitorea la deforestación.

Tan solo en junio, cuando empezó la temporada más seca y templada que facilita la tala, la tasa de deforestación aumentó de manera drástica: alrededor del 80% más que en junio del 2018.

Estos aumentos se registran en momentos en que el gobierno de Bolsonaro ha retirado medidas medioambientales como las multas, advertencias y la confiscación o destrucción de equipo ilegal que haya en áreas protegidas.

Un análisis hecho por The New York Times de registros públicos encontró que las acciones de aplicación por la principal agencia medioambiental brasileña cayeron en 20% durante el primer semestre de este año en comparación con el mismo periodo del 2018. La baja significa que amplios sectores de la selva pueden derribarse sin mayor resistencia de las autoridades.

La causa principal

Las dos tendencias —el aumento de la deforestación y la renuencia del gobierno a lidiar con la actividad ilegal— tienen en estado de alarma a investigadores, ambientalistas y ex funcionarios que afirman que el mandato de Bolsonaro significaría pérdidas enormes para uno de los recursos naturales de mayor importancia para el mundo.

Ello ha sido, sin dudas, la principal causa de los incendios devastadores de estas semanas, muy tardíamente combatidos, acerca de lo cual Bolsonaro trató de eludir su responsabilidad, y culpabilidad,  acusando a organizaciones no gubernamentales a las que había retirado la necesaria ayuda para el trabajo del cuidado de la Amazonía.

Pero no insistió en la falsedad, cuando recibió el desmentido de la agencia espacial norteamericana NASA, que mostró imágenes satelitales en las que se subraya que el principal problema es la deforestación promovida y permitida por el régimen

A ello se agrega la declaración del jefe del Laboratorio de Ciencias Biosferitas en el Centro de Vuelo Espacial Rodar de la NASA, Douglas Norton, según cita el portal Cubasi: “Lo que vemos hoy es un aumento de la presión contra lo que queda del bosque amazónico para expandir la producción agrícola”.

Según Norton, las imágenes satelitales prueban que el proceso de la deforestación en la Amazonía consiste en dos partes y comienza con la tala y el secado de los árboles. “Lo que vemos ahora es la segunda parte. En función de nuestra observación con datos satelitales, vemos que esas mismas pilas de madera que fueron cortadas hace varios meses son las que están ardiendo”, explicó.

“Son tractores con grandes cadenas que arrancan los árboles de raíz. Así que esos incendios no están quemando los residuos de un campo ya cosechado o las hierbas restantes de un pasto, sino troncos de la Amazonía apilados que se secaron al sol durante varios meses”, sostuvo.

“Esta es realmente la segunda parte de la historia que comenzó con nuestras observaciones de un aumento de la deforestación. La deforestación solo va antes que cualquiera que pueda usar estas áreas para la agricultura”, aclaró.

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