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Tragedia en el Mediterráneo

16 de agosto de 2019

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Escapar de situaciones extremas, solos o con la familia, lleva a cientos y cientos de personas a iniciar una aventura con la aspiración de encontrar el sueño prometido, convirtiéndose en una pesadilla que termina para muchos en las profundas aguas del Mediterráneo.
La terrible situación de estos migrantes es tratada hace años por la prensa internacional, aunque hay momentos en que se les olvida y solo se retoma el tema cuando hay situaciones que, para muchos, constituyen noticia.
Es el caso de las naves que cargadas con cientos de personas deben mantenerse en alta mar porque las autoridades de ningún puerto seguro las acepta. Los países que le quedan más cercanos a las llamadas pateras procedentes de Africa, Italia y Malta mantienen sus puertos cerrados a los barcos humanitarios.
Inútiles son los llamados de auxilio, no solo de las naves, sino de organizaciones humanitarias a la Unión Europea para que abran los puertos a aquellas personas que han tenido la suerte de ser rescatadas.
A inicios de agosto un representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) urgió a los gobiernos europeos a acoger a 507 migrantes y refugiados varados en el mar Mediterráneo, a bordo de embarcaciones de rescate, según despachos de la prensa internacional.
En el primer semestre del presente año suman más de 600 las personas que perdieron la vida o desaparecieron en el Mediterráneo central, que ya es considerado como la ruta marítima más mortífera.
Italia por ejemplo justifica su negativa a mantener abiertos sus puertos a buques de salvamento marítimos por considerar que fomentan la actividad de las mafias de tráfico de personas y coloca a la Unión Europea en una incómoda situación ante el incumplimiento de sus políticas de acogida de migrantes.
Al menos 683 migrantes murieron en 2019 en el mar Mediterráneo según cifras que publicó recientemente la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Los decesos se produjeron mayoritariamente en las tres principales rutas migratorias del Mediterráneo, sobre todo en la occidental.
Es infame el silencio de Europa. La falta de humanidad y empatía los hace más culpables, señaló recientemente una vocera de la ong española Proactiva Open Arms, en declaraciones a la agencia Efe.
El nuevo presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, le envió la semana pasada una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, exigiéndole involucrarse en la búsqueda de una “respuesta inmediata” a la situación del Open Arms, así como “una distribución equitativa de los migrantes”.
El problema no ha terminado. Pasarán los días, seguirán saliendo pateras llenas de migrantes y hasta una nueva crisis no se hablará del asunto, como si no existiera, tal y como aconteció en meses anteriores.
Algunos llegarán a la “tierra prometida”. Otros morirán en el empeño y de ellos, algunos recibirán solo el pequeño espacio de tierra donde serán enterrados.

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