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Danilo en marcha atrás

24 de julio de 2019

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Nutridas y diarias manifestaciones populares y la presión de su Partido de Liberación Dominicana fueron más que suficientes para que el presidente Danilo Medina diera marcha atrás en su intento de volver a cambiar una cláusula de la Constitución para reelegirse en los comicios del 2020, en los que otro integrante del PLD, Leonel Fernández, buscará su cuarta investidura.
Medina ha logrado éxitos económicos durante los años en que ha gobernadoRepúblicaDominicana, logrando el más alto crecimiento de la región, pero esto no se ha traducido en una mejor calidad de vida y síen el aumento de la desigualdad y el crecimiento del desempleo y la pobreza en general.
Asimismo, es conocida la impunidad con la que se mueven sus más cercanos colaboradores, contribuyendo a la expansión de la corrupción, como consecuencia del blindaje de la asociación estatal-empresarial delictiva; principal protagonista y gran beneficiaria de esa situación estructural, reforzada ahora su vigencia y continuidad por la Constitución del 2010, y por las leyes de partidos y electoral.
Realmente, ello hace posible el predomino de un oficialismo continuista y una oposición históricamente comprometida con lo esencial del sistema vigente, incapaz por demás de ponerle fin a la corrupción y la impunidad sistémica, como sucede con el ente contrario de derecha, Partido Revolucionario Dominicano,
Lo peor es que se vive en un limbo presuntamente democrático, cuando lo cierto es que hay un altísimo grado de desconfianza de la sociedad en los partidos, el Congreso, el gobierno de turno, el sistema judicial, la policía y la gran empresa privada; exhibiendo porcentajes de rechazo que rondan del 70’% al 86%.

 

¿REVERSIÓN?

 

Lo curioso es que en República Dominicana no se lleva a cabo esa represión sanguinaria a lo que se oponga al sistema o a un gobierno dictatorial, como en la época de Rafael Leonadas Trujillo o la que sucedió a la invasión de Estados Unidos, con el fin de tronchar todo intento de liberación.
Se vive en una “etapa constitucional”, en la que está vigente la “democracia representativa”, que escondetodoel mal que permea la gobernanza.
Para ello, lo que aún queda de izquierda y otras fuerzas progresistas se han unido para revertir la situación, contribuyendo a lo que acaba de pasar con la marchaatrás de Medina, y contribuira la derrota del continuismo.
Para ello, sin dejar de presionar a las instituciones vigentes y de asumir todas las iniciativas que las emplacen, privilegiarán la lucha de calle, manteniendo como eje central el fin de la impunidad y la corrupción.
En este sentido, empero, la izquierda afirma que se mantendrá al margen de las opciones partidistas-electorales que entren a competir en ese escenario, preservando una independencia política que permita transcender la coyuntura electoral del 2020 desde una línea de lucha y unidad contra el sistema de corrupción e impunidad y a favor de los grandes reclamos del pueblo; sin compromiso con ninguna de las variantes continuistas: reelección presidencial, del PLD y del sistema institucional con otros rostros.
Así, se propone sumar adeptos a sus filas con movilizaciones, paralizaciones y modalidades de desobediencia civil, una propuesta política propia de cambios estructurales, que niegue e impugne desde las calles la institucionalidad vigente y la Constitución del 2010 en que se sustenta, y defina de una vez por todas una alternativa por la vía de una Asamblea Constituyente Participativa y Soberana que elabore una nueva Carta Magna y unas elecciones con normativas democráticas invulnerables a los fraudes y trampas.
Proceso difícil, no imposible, que necesitará de unaconsecuente actitud para dar al traste con lo que llaman dictadura con rostro de democracia.

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