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¿Dónde están los asesores?

2 de mayo de 2019

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A diario, se escuchan errores conceptuales y fonéticos en los espacios musicales de la televisión cubana que de inmediato me remiten a la pregunta: ¿dónde están los asesores? Y es que son ellos quienes deben evitar que esto ocurra. Al tema, dedicaré mi comentario de hoy.

Cuando escribía novelas histórico-musicales para Radio Arte, tuve el privilegio de contar con la asesoría de una MAESTRA en esta especialidad: Elisabel Díaz Muñoz, quien no sólo cuidaba cuanto decían los guiones, sino que me ayudaba a buscar informaciones sobre el tema. Recuerdo que cuando escribí la vida de Esteban Salas (siglo XVIII) me prestó un libro de Emilio Roig de Leuchsenring referido a La Habana en esa época y, en especial, a la Parroquial Mayor, vinculada a la infancia y adolescencia de este importante compositor cubano. Claro, me estoy refiriendo a una persona de vasta cultura. Y no estoy diciendo que todos los asesores tienen que ser como ella pero, al menos, deben informarse muy bien sobre los temas abordados en los espacios que asesoran y a los que voy a referirme.

Cuando escribí con letra mayúscula la palabra MAESTRA lo hice, porque Elisabel sí lo era, ya que ese término sólo debe aplicarse a los profesores o a quienes desempeñan un oficio o profesión con excelencia. Sin embargo, hoy se le denomina así a cualquiera, sólo por ser “famoso”. En la música, considero maestros a los grandes clásicos del pasado y a quienes en la actualidad lo merecen: Leo Brouwer, Frank Fernández, Chucho Valdés, Adalberto Álvarez, Pancho Amat, José María Vitier, y tantos otros que prestigian nuestra cultura musical.

Otro serio problema es la fonética de nombres de compositores e intérpretes. Sé muy bien que está permitido pronunciar tal como se escribe, una palabra que no pertenezca al castellano; pero en mi opinión (y la de muchas personas) esto no debe aplicarse a quienes serán escuchados en un espacio musical. Por ejemplo, si un locutor o anfitrión se refiere al compositor Dvorak, nadie podrá identificar al creador de la escuela nacionalista checa, si se pronuncia tal como se escribe, porque lo correcto es decir: VÓRLLAC.

Hace algunos días, escuché pronunciar el apellido de Richard Wagner tal como se escribe. ¿Quién pudo identificar a VÁGNER, el más importante compositor de la ópera alemana del siglo XIX, autor de joyas como: “Tristán e Isolda”, “El buque fantasma”, y tantas otras obras maestras? ¿Qué pensaría un maestro como Ángel Vázquez Miyares si escuchó algo así? ¡Y qué decir cuando el término soprano (voz femenina más aguda) es convertido en soprana!

Ahora voy a referirme a otro gran error que se comete, cada semana, en el espacio televisivo “Banda Sonora Infantil”, cuando los niños dicen que esa expresión es lo mismo que la música de las películas. Por supuesto que esos pequeños no tienen por qué saber que BANDA SONORA es todo cuanto suena: música, efectos, ambientes y palabras, pues lo único que se excluye es la imagen. Sin embargo, en otro espacio similar para jóvenes y adultos, felizmente no se comete el mismo error.

No aspiro a que los asesores de la radio y la televisión cubanas posean una cultura enciclopédica, pero sí deben estar bien informados sobre los temas que asesoran. Si aspiramos a que nuestro pueblo adquiera conocimientos adecuados, no podemos confundirlo sino ayudarlo, ofreciéndole programas sin errores.

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