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Nueva edición de “Cecilia Valdés o la Loma del Ángel”

19 de febrero de 2019

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“Les propongo que vuelvan a leer Cecilia…, acompañados de la sabia conducción de Reynaldo González y de Cira Romero, pues seguramente les sorprenderá encontrar ángulos que no habían encontrado y continuidades que nos acercan al presente habanero”, dijo la Dra. María del Carmen Barcia durante la presentación de Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, un clásico de la literatura cubana.

Barcia elogió la factura excelente de esta edición crítica, cuidadosamente anotada por González, escritor y ensayista, Premio Nacional de Literatura, y Cira Romero, investigadora del Instituto de Literatura y Lingüística. Además, agradeció a Ediciones Boloña esta entrega, que reproduce los grabados que acompañaron la edición de 1882.

La prestigiosa historiadora señaló como un mérito especial de este libro el excelente ensayo que le sirve de introducción: “Cirilo Villaverde y los delmontinos: El drama racial en Cecilia Valdés”, de Reynaldo González, quien es “un sagaz estudioso de la obra villaverdiana, como demostró en su libro Ensayos: Contradanzas y latigazos” (1983, 2012).

Los amores de Cecilia y Leonardo son el ardid que emplea Cirilo Villaverde para exponer en toda su complejidad el drama de la esclavitud, la explotación colonialista y la urdimbre social de Cuba en las primeras décadas del siglo XIX.

 

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“La Habana acogía a una sociedad caracterizada por la consensualidad; la ilegalidad la atravesaba en todas sus expresiones, los matrimonios de las capas adineradas eran contratos entre el dinero y la apariencia, como el de Gamboa y Rosa, o el concertado para Leonardo con Isabel Lincheta (…) Las leyes trataban de controlar esas transgresiones y los documentos judiciales nos permiten conocerlas”, afirmó Barcia.

Y agregó: “Como historiadora confieso que he usado la novela de Villaverde en múltiples ocasiones. En mis clases, conferencias y libros con la absoluta tranquilidad de que siempre relató acciones que había conocido, y que construyó sus personajes a partir de la participación  de sujetos reales en sucesos que también fueron verídicos”.

La Premio Nacional de Historia dijo que por largos años ha investigado en archivos de Cuba y España y puede afirmar que Villaverde refirió siempre hechos, circunstancias y personajes reales. “En el Archivo de Indias encontré hace años un documento con el crimen por adulterio y el posterior ajusticiamiento que él resume en sus páginas, la ejecución se demoró porque se trataba de una mujer blanca y no podía ser agarrotada por un verdugo negro, y esa función, la de verdugo, rara vez era desempeñada por blancos.

 

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“Ninguno de los relatos de Villaverde es exagerado, tampoco minimiza las acciones y costumbres que describe; desde luego, hay ajustes a la realidad en detalles, pero eso es propio de cualquier narrativa”.

Por su parte, Reynaldo González confesó: “He querido siempre que la novela esté en cada hogar cubano, y que lo puedan leer las nuevas generaciones. Y para eso hemos trabajado”.

Señaló que “Villaverde lo hizo muy bien. A pesar de que a veces ha tenido críticas muy acervas, sin necesidad, creo que esta es una extraordinaria novela, porque logra ensamblar la historia, que funciona muy bien para sus intenciones, y ha sido un éxito eterno”.

Consideró que la novela va más allá y refleja “la cantidad de personas que fueron arrolladas por la crueldad del colonialismo, la cantidad de hijos de africanos que no tuvieron rostro en la historia”.

 

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Reynaldo y Cira revisaron diecisiete ediciones publicadas de Cecilia Valdés y decidieron trabajar con la que escribió, editó, firmó y acunó Villaverde en 1882, “con el amor que se acuna a un libro de esta dimensión”, explicó el escritor y ensayista.

La novela duró en su concepción, entre guerras, exilio, presidio y todo lo que marcó la vida de Villaverde, más de cuarenta años. “Al final, Villaverde se está alimentando de recuerdos, hay partes que se difuminan y hay partes que ganan una dimensión que no es la correcta”, dijo González.

“Yo sí tengo una pasión de respeto por Cirilo Villaverde. Él habla de aquellos sucesos que golpearon a su generación; particularmente está hablando desde la nostalgia y desde el dolor, nos deja como resultado de una vida azarosa, de una vida de revolucionario anticolonialista, esta novela. Creo que hay que estudiar el siglo XIX cubano para entender el XX y el XXI”, concluyó el miembro de la Academia Cubana de la Lengua, que en el ensayo introductorio de esta edición señala que Cecilia Valdés… ha sido un documento de obligada consulta para estudiosos de aquella época, historiadores o literatos.

Para Barcia, “La Habana que describe Cirilo responde a un contexto internacional atlántico, permeado de influencias de todo tipo, que prolonga sus estertores hasta finales de los años 60 del siglo XIX. Ese contexto histórico había concluido en 1879, cuando realizó las últimas modificaciones a su novela. Para entonces buena parte de lo que había narrado ya era historia, algo que desde una perspectiva actual definiríamos como historia reciente”.

 

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Cira Romero explicó que para enriquecer el cuerpo de casi mil notas de esta edición consultaron diversas fuentes, entre ellas El ingenio, de Moreno Fraginals, la edición de Cecilia…, anotada por Esteban Rodríguez Herrera, y la correspondencia de Villaverde, fundamentalmente las cartas que le escribió a Julio Rosas, publicadas por Ana Cairo en los cuadernos Letras, Cultura en Cuba.

Fue una novela que al momento de publicarse tuvo real éxito y buena acogida de la crítica, a diferencia de esa otra gran novela del siglo XIX que es Mi tío el empleado, que apenas tuvo recepción crítica. Cecilia… tuvo reseñas en Cuba y Martí habló de ella en la nota necrológica de Villaverde, en el año 1894.

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