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Primera interpretación pública del Doble Concierto, para violín y violoncello, de Brahms

29 de marzo de 2013

El compositor alemán Johannes Brahms no abordó con mucha frecuencia el “concierto” como forma musical, ya que escribió sólo dos para piano, uno para violín y el doble para violín y violoncello. Son cuatro obras que demuestran, precisamente, que el compositor alemán no tuvo un concepto convencional del Concierto pues, entre otras cosas, resulta inútil buscar en ellas una exacta línea de demarcación entre el solista y la orquesta. En esas obras predominan las sonoridades macizas, como si se tratara de una obra sinfónica. El solista, por su parte, se integra al conjunto orquestal como guía y no como contrincante.
El Doble Concierto, para violín y violoncello, que fuera escrito el mismo año de su estreno, o sea, 1887, fue la última obra sinfónica de Brahms y algunos consideran que sustituye a una quinta sinfonía que el compositor nunca escribió. La obra es un mensaje de amistad hacia el violinista Joseph Joachim, y sirvió para reanudar una relación personal que se había roto varios años antes.
El Concierto es muy original, no sólo por su integración solística, sino también por su estructura a base de un amplio episodio, a modo de cadencia, a cargo de los solistas, tal como puede apreciarse desde su inicio. El Andante es de un inefable lirismo y recuerda la vena más feliz del arte de Brahms; mientras que en el Final, el compositor emplea un tema de ritmo chispeante y de sabor casi popular, con un espíritu muy parecido al de otros momentos de su creación.
El estreno de este Doble Concierto para violín y violoncello, de Brahms, estuvo a cargo del violinista Joseph Joachim y el cellista Alexander Haussmann, con la dirección orquestal del propio Brahms. Eso ocurrió en Colonia, hace 120 años, UN DIA COMO HOY.