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Igor Stravinsky

20 de febrero de 2019

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En tres ocasiones se detuvo Igor Stravinsky en La Habana y cada una de sus presentaciones tuvieron por escenario el Auditórium de la calle Calzada, en el Vedado.  Pero mucho antes de que se le tuviera de visita por estas tierras, el muy célebre compositor era conocido ya por su obra sinfónica, que causaba la admiración de los críticos y de los conocedores.

Alejo Carpentier, en mayo de 1930, escribía para la revista Social.

“Stravinsky, hombre actual, no puede asistir con los brazos cruzados al espectáculo de su época (…) Sus procedimientos técnicos forman parte del abecedario del músico moderno. Stravinsky se ve rodeado de epígonos y súbditos”.

El debut cubano de Stravinsky, autor de El pájaro de fuego, Petroushka, La consagración de la primavera y otras partituras célebres para el ballet, tuvo lugar el 3 de marzo de 1946, fecha por la cual el compositor acumulaba 64 años muy bien conservados en su delgada figura, porte elegante y buen carácter.

Un cronista musical de la prensa escribía: “Existe un interés inusitado por este concierto, que permitirá al público de La Habana aplaudir al primer compositor del mundo en la era moderna.”

El programa de aquel día, y el del siguiente, 4 de marzo, los respaldó la Orquesta Filarmónica  de La Habana, conducida por el propio Stravinsky, e incluía obras de Chaikovski, Glinka y, lógicamente, del propio director invitado.

“En Cuba, dijo en una oportunidad la profesora Carmen Valdés, Stravinsky siempre ha sido muy popular. La Filarmónica habanera estrenó muchas de sus obras y no cabe duda de que Roldán y Caturla sintieron su influencia desde los años veinte, a tal punto que se ha afirmado que La Rebambaramba de Roldán es la Petroushka de América.”

Cinco años más tarde, en 1951, y de nuevo en el mes de marzo, los días 4 y 5, Stravinsky asumió la dirección de la Filarmónica en el Auditórium, con un programa basado en obras suyas.

Por último, al menos que sepamos, se presentó en esta Habana maravillosa y se despidió del público cubano los días 5 y 6 de abril de 1953, cuando dirigió las interpretaciones de fragmentos de Petroushka, El pájaro de fuego, Pulcinella y otras obras.

Stravinsky fue no solo talentoso sino además afortunado. Nació en 1882 y murió en 1971, por lo que vivió casi 90 años, que en él fueron de producción fecunda. La revista Time lo consideró una de las personalidades más influyentes del siglo XX.

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