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Descuido o intención

30 de enero de 2019

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Aunque la prensa internacional en su mayoría lo califica de «descuido», me atrevo a creer que se trata de toda una intención malsana, cuando John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, dejó ver un apunte de su libreta de notas en la que se lee claramente 5 000 militares a Colombia.

Bolton ofrecía una conferencia de prensa para anunciar las nuevas medidas de la administración norteamericana contra Venezuela, fundamentalmente contra la compañía petrolera PDVSA, calificado por el presidente Nicolás Maduro como un robo a la nación bolivariana, que será denunciado ante tribunales internacionales.

En mi opinión, el descuido intencional de Bolton llevaba un mensaje claro, «la próxima medida será militar» y por eso Washington prevé el envío de esas tropas a un país fronterizo, además con un presidente que ha apostado de todas formas a acabar con el gobierno bolivariano.

Recordemos que antes de dar a conocer las sanciones, el asesor de Seguridad Nacional de Trump, venía de reunirse en Washington con otros funcionarios comprometidos también con los planes golpistas contra Maduro.

Venezuela hasta el año pasado enviaba a sus refinerías en territorio estadounidense un promedio de 500 000 barriles de crudo al día, por lo que PDVSA cuenta en la nación norteña con un activo superior a los 7 000 millones de dólares, que ahora el gobierno de Trump, de manera ilegal, ha bloqueado e intenta transferirlos al autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, un diputado opositor de poca monta pero mucha ambición.

Este tipo de medidas económicas, basada en el robo descarado de patrimonio a la nación bolivariana, es parte del plan elaborado por Estados Unidos para hacer rendir al gobierno legítimo de Nicolás Maduro.

En igual dirección ha estado encaminada la ofensiva diplomática y mediática, no siempre favorables a las intenciones de Washington como se reflejó en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que no aprobó la idea de aislar a Caracas, aunque se evidenciaran las amenazas del gobierno de Trump de retirar ayudas económicas a los gobiernos que no siguieran su decisión de derrocar a Maduro.

Los planes elaborados en Washington pasan por un supuesto descontento en las altas esferas de los militares venezolanos que, según el criterio imperial, serían un factor determinante para acabar con la Revolución Bolivariana.

Muy claro todo, al menos para los John Bolton, Marcos Rubio, Mike Pompeo y hasta para Luis Almagro, que han tratado de hacer creer al mundo que la única forma de «salvar a los venezolanos» es derribando su gobierno y su presidente e instaurando otro, por supuesto que responda a los intereses de Estados Unidos y que desmonte todos los beneficios sociales que ha tenido la población de esa nación durante los gobierno, primero de Chávez y después de Maduro.

De manera irreverente este martes el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha dicho que los ingresos de la compra de petróleo venezolano por empresas estadounidenses podrían ser retenidos al gobierno de Maduro y liberados si PDVSA pasa a control de Guaidó.

Además, Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, enfatizó en que Citgo, la filial de la petrolera venezolana en EE.UU., podría seguir con sus operaciones si sus ingresos son depositados en un fideicomiso.

Unido a la componenda desde Estados Unidos, el impostor Juan Guaidó anunció a través de Twitter el “traspaso” del control de las cuentas financieras de Venezuela a su gobierno y el nombramiento de nuevas juntas directivas de PDVSA y Citgo.

Para algunos especialistas, el cierre del mercado petrolero venezolano en Estados Unidos también puede volver al gobierno de Maduro más dependiente del apoyo de Rusia y China. Lo que indicaría que el tiro le podría salir por la culata a quienes, desde Washington, ya se reparten como buitres, las riquezas petroleras de la nación bolivariana.

Creo, además, que el «descuido» intencional de John Bolton de filtrar sus apuntes sobre un posible envío a Colombia de 5 000 militares estadounidenses que actuarían para derribar el gobierno de Venezuela, puede convertirse en la chispa que incendie toda la región.

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