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Se estrena “Inocencia”

25 de enero de 2019

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Fotograma de “Inocencia”

Fotograma de “Inocencia”

 

Después de su exitoso periplo por el reciente finalizado cuadragésimo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde obtuvo los premios del Público, de SIGNIS (Asociación Católica Internacional para los Medios de Comunicación) y el Especial del Jurado, se estrena oficialmente el filme cubano “Inocencia”, del realizador Alejandro Gil, en los cines del Proyecto 23 del ICAIC – La Rampa, Yara, Riviera y Chaplin –, así como también en el cine Acapulco a partir del miércoles 30 de enero.
Contando con el apoyo del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Alejandro Gil emprendió la difícil tarea, dado los estrictos y limitados recursos económicos de los que disponía, de llevar a cabo la producción de “Inocencia”, película basada en un hecho real, sucedido el 27 de noviembre de 1871 en nuestro país: el criminal fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina perpetrado por el colonialismo español y que constituye un acontecimiento extremadamente sensible para los cubanos de todas las generaciones.

 

Fotograma de “Inocencia”

Fotograma de “Inocencia”

 
“Inocencia”, sin embargo, logró su objetivo, el de ser un filme histórico-documental, completamente creíble de principio a fin: por el guión, redactado a partir de un serio proceso de investigación, en el que las cartas de Fermín Valdés Domínguez (compañero de aula de los masacrados) y el libro de Luis Felipe Le Roy y Gálvez (“A cien años del 71, el Fusilamiento de los Estudiantes”) sirvieron de gran inspiración; por la ambientación, en la que se eludieron los grandes exteriores, solamente se utilizaron los indispensables, centralizándose la filmación en pequeños planos; por la fotografía, en la que la utilización de vivos colores fueron sustituidos por pálidos y ocres gamas para resaltar el dramatismo de las situaciones argumentales; por la música, en la que el tema “La Bayamesa” se deja escuchar para dar paso a silencios necesarios para el discurso dramatúrgico-visual; y por el vestuario, que resalta la personalidad individual de cada uno de los actores, pertenecientes a un elenco sabiamente seleccionado, por un casting que realizó un trabajo de búsqueda ejemplar.
Como toda película de ficción, aunque se conecte con sucesos reales acaecidos, el director se toma licencias ficticias en la elaboración de su obra, como son, por ejemplo, las secuencias acerca de los encuentros entre los enamorados Anacleto Bermúdez y su novia Lola, que le impregnan a la cinta el romántico candor juvenil de la época y que contribuyen a patentizar el ilegal proceder de un dominio, que truncó violentamente las vidas en plena efervescencia de ocho jóvenes inocentes, injustamente condenados, en aras de un aberrante acto de ejemplaridad.

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