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Salvadoreños a otra opción

17 de enero de 2019

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A pesar de los programas sociales que ha tratado de implementa el presidente Salvador Sánchez Cerén, la crisis económica, la menor entrada de divisas y la inseguridad latente han estado llevando a los salvadoreños a una nueva opción de gobierno, independientemente de las encuestas al respecto que, como se sabe, son muchas veces manipulada.

En este contexto, la derecha alcanzó la mayor parte de los curules en las recién celebradas elecciones legislativas, tiene la supremacía en el número de alcaldías y se dispone a obtener la silla presidencial, cuando se celebren los comicios al respecto el 3 de febrero venidero.

El candidato Hugo Martínez, del gubernamental Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), marcha último en todos los balotajes, detrás del empresario Carlos Callejas, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista. (ARENA), quien, a su vez, tiene por delante al puntero en las preferencias, Nayib Bukele, un disidente del FMLN, que se apoya en el flamante partido Nueva Idea, centrista, el cual ha creado una alianza temporal con Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), de ultraderecha, y otros grupos menores con igual tendencia.

Como para ganar la elección, el aspirante debe ganar la mitad más uno de los votos, hay posibilidad de una segunda vuelta, al parecer entre los dos factores de derecha, por  lo cual algunos comentaristas estiman que, de no participar en la segunda etapa, el FMLN apoyaría a GANA, con el fin de evitar el regreso de ARENA al poder y su  gran historial de crímenes y depredaciones.

Quién sea que llegue a la Presidencia, tendrá que enfrentarse o bajar la cabeza ante la agresiva política norteamericana contra los emigrantes.

Si quiere actuar correctamente, por lo menos por el más mínimo pudor, el nuevo gobierno salvadoreño tendrá que implementar rápidamente una política para los retornados y los riesgos humanitarios que enfrentarán quienes deseen volver a emigrar a EE.UU.

Tanto la Asamblea como el nuevo gobierno deberían continuar estos esfuerzos, intensificando las políticas locales dirigidas a promover el desarrollo y el emprendimiento en aquellos municipios que reciban a más retornados. Esta política a mediano plazo tendría un fuerte enfoque educativo, ya que los grupos más vulnerables serían los niños y  adolescentes entre 14 y 18 años, que son presas fáciles del posible reclutamiento por las pandillas.

En este portal se había señalado que el  nuevo gobierno salvadoreño necesita asimismo reconocer la realidad del desplazamiento interno –que afecta a todos los países del Triángulo Norte– y empezar a trabajar en una respuesta humanitaria en coordinación con agencias internacionales.

Asimismo, habrá que enfrentar el millonario financiamiento a entes paramilitares, que incluyen  a muchos agentes policiales, dedicados al ajusticiamiento de pandilleros o sospechosos de serlos.

Quizás esto cambie algo si un gobernó de derecha llegue a la presidencia, con lo cual Donald Trump contará con otro fuerte aliado en la zona.

Si no hay una sorpresa, El Salvador se incorporará al grupo de gobiern0s latinoamericanos que han asumido una política neoliberal, en contra de sus pueblos, lo cual les importa poco, si el amo imperialista, las multinacionales y las oligarquías locales salen satisfechos.

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