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La larga lucha del pueblo Saharauí

10 de diciembre de 2018

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La larga lucha  del pueblo Saharauí por su independencia y soberanía –es prácticamente el único territorio colonial que queda en África– pudiera entrar en una nueva etapa, siempre dentro de los marcos de la diplomacia que aún no ha arrojado sus frutos desde que en el año 2012 se iniciaron esas negociaciones, auspiciadas por Naciones Unidas.

A partir de entonces, el Frente Polisario detuvo las acciones de la lucha armada para facilitar una solución, reiterando la de cisión que ya había tomado en 1991, en prenda de buena voluntad.

Mientras tanto, la República Árabe Saharauí Democrática ha ido ganando posiciones y prestigio en la arena internacional por su comportamiento digno, serio y responsable en aras de obtener la soberanía que le fue arrebatada por Marruecos, quién a su vez la recibió de la monarquía española –antigua metrópoli– de manera arbitraria e ilegal, de espaldas a todas las regulaciones  internacionales que tutelan casos como ese.

El ocupante marroquí, con la complicidad de Estados Unidos y las llamadas “potencias occidentales” se niega a cualquier solución pacífica  que permita la autodeterminación del pueblo saharauí mediante la celebración de un referendo convocado por las Naciones Unidas, tal como ha sido avalado por la Unión Africana y la propia ONU en reiteradas ocasiones.

La designación en 2017 del expresidente alemán Horst Kohler como enviado especial del organismo mundial, tras el fracaso de varios predecesores, alentó las posibilidades de que una negociación pudiera ser exit6osa pero hasta el momento nada en concreto se ha logrado.

El regreso de Marruecos al seno de la Unión Africana, que había aceptado la membresía  saharauí en esa organización, pareció marcar un punto de viraje que tampoco condujo, a la larga, a ningún tipo de solución al reiterarse la intransigencia de los ocupantes.

El actual enviado de la ONU ha declarado al concluir las recientes conversaciones –en que también participaron Argelia y Mauritania– que ello ocurrió “en una atmósfera  de comprensión y respeto mutuo”, pero serán necesarios nuevos pasos en el futuro y habrá nuevas conversaciones en el primer trimestre de 2019.

Todo ello sucede q la vez que el sufrido pueblo saharaui permanece arrojado en medio del desierto, viviendo en campos de refugiados gracias a la hospitalidad argelina y la ayuda internacional, expulsado de su vasto territorio de más de 260 mil kilómetros cuadrados, rico en fosfato y con mil kilómetros de litoral con  pesca abundante.

Resulta evidente que ni Estados Unidos ni la llamadas “potencias occidentales” se han dispuesto a tomar en serio y a contribuir a destrabar esta situación colonial que viola, desde sus inicios en 1976, toda legislación internacional vigente.

Con razón muchos comparan esta situación en el escenario africano con el caso de Puerto Rico en América Latina. Ambos son conflictos coloniales pendientes y anacrónicos que esperan ser resueltos todavía.

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