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Brasil, la izquierda y Bolsonaro

27 de noviembre de 2018

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Coincido con quienes opinan que la izquierda latinoamericana está cosechando resultados adversos, en los que mucho ha tenido que ver la falta de trabajo de concientización con las masas e insuficiente labor persuasiva con su militancia y de organización en la base.

Las consignas no resuelven el problema. Hay que hacer comprender a cada ciudadano lo que significará en recortes sociales, desempleo, y otros programas, que un gobierno de derecha se instale en un país.

Lo sucedido en Brasil con la llegada al poder de Jair Bolsonaro, puede ser una ingrata experiencia, en la que logros como haber sacado a 30 millones de brasileños de la pobreza, no resultó suficiente para convencer a una parte de la población de lo nocivo que resultaría dar el voto a alguien de la extrema derecha, que desde su propia campaña ya “enseñaba las uñas” de lo que hará a partir del 1 de enero de 2019 cuando se instale en la presidencia del gigante sudamericano.

A esta reflexión añado que, en el caso de Brasil, un papel determinante han jugado los monopolios mediáticos que emprendieron una campaña de desprestigio contra Lula, Dilma y el PT, a tal extremo que hasta en las redes sociales se implantó como matriz tales elementos.

De esa forma, el camino era expedito para jueces corruptos, capaces llevar a Lula a la cárcel cuando se sabía vencedor absoluto en los comicios presidenciales.

Sergio Moro era un juez desconocido en gran parte de Brasil, se convirtió en personaje clave en las pretensiones de la derecha y la ultraderecha de echar abajo los gobiernos de izquierda.

Primero fue la trama contra la presidenta Dilma Rousseff, sacándola del cargo a través de las peores mentiras y maniobras jurídico-mediáticas, y un Parlamento que acompañó al golpe.

Luego, este mismo juez fue el encargado de poner tras las rejas al hombre que encabezaba todas las encuestas para ser elegido presidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva.

Estas acciones ilegales y burdas, allanaron el camino para que llegara al poder Jair Bolsonaro.

Después vendría el pago a los servicios prestados para que Bolsonaro llegara a la presidencia, y este, sin ocupar el puesto hasta enero próximo, ya nombró al juez Sergio Moro como ministro de Justicia de su gobierno.

¿Qué les parece?

En mi opinión fueron estas las claves que pueden explicar la victoria en las urnas de Jair Bolsonaro, con un expediente nada creíble como para conducir los destinos de un país como Brasil.

Del personaje en cuestión, he sacado algunos elementos que, a manera de retrato, explican por sí solo quién es y quién pretende ser.

Entre sus “virtudes”, que lo avalan como lo que es, he recogido algunos aspectos destacados por medios de prensa brasileños e internacionales.

En su paso por las Fuerzas Armadas durante 17 años se le recuerda por criticar a la dictadura por torturar a los reos opositores, considerando que lo más adecuado era matarlos.

En plena campaña electoral propuso el fusilamiento de los militantes del Partido de los Trabajadores (PT)

Ha llegado a afirmar que es partidario de la implantación de un sistema de control de natalidad para la población pobre. “No podemos convivir con esta tasa de natalidad”, aseguró.

Ha dicho que prefiere tener un hijo muerto antes que homosexual.

Constituyen estas frases solo una pequeña parte de su larga biografía, que lo identifica como un ser despreciable hasta con su propio pueblo.

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