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El compositor alemán Félix Mendelssohn inició la creación de su Tercera Sinfonía en la menor, subtitulada “Escocesa”

29 de marzo de 2013

En 1829 y siguiendo el consejo del pianista y compositor Ignaz Moscheles, Mendelssohn viajó a Inglaterra y, después de dirigir su Primera Sinfonía e interpretar uno de sus Conciertos para dos pianos con el propio Moscheles, el compositor alemán realizó la inevitable visita a Escocia.

El paisaje escocés produjo una fuerte impresión en la sensibilidad de Mendelssohn y, en Edimburgo, anotó lo siguiente: “Los montañeses, con sus largas barbas rojas, sus mantas de paño a cuadros, sus gorros adornados con una pluma, sus rodillas desnudas y portando sus gaitas, atraviesan ceremoniosamente el semiarruinado castillo gris de la pradera donde María Estuardo vivió su época de esplendor y presenció el asesinato de Rizzio”.
De inmediato, Mendelssohn concibió el proyecto de escribir una “Sinfonía escocesa”, y la idea de los primeros compases surgió en su mente mientras visitaba la capilla en ruinas que sirviera de oratorio a la católica reina de Escocia, María Estuardo. Sin embargo, el compositor tardó doce años en concluir esa Sinfonía, cuyos últimos compases fueron escritos en enero de 1842. Pero la efeméride que estamos evocando hoy se refiere al momento en que Mendelssohn concibió la melodía con que se inicia la Introducción lenta del primer movimiento de esa Sinfonía “Escocesa”, hecho que ocurrió mientras el compositor visitaba las ruinas del castillo de Holyrood, hace 178 años, UN DIA COMO HOY.