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Madres de todas las voces

4 de octubre de 2018

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Cambia el rumbo el caminante
Aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

 

Noventa y dos años después del nacimiento de Violeta Parra (1917) el cuatro de octubre, en Chile, murió en Argentina (2009) ese mismo día Mercedes Sosa, La Negra. Ambas, dignas representantes de la canción folclórica de nuestro continente e inspiradoras de varias generaciones de artistas que tienen a la guitarra como su principal acompañante.

Este cuatro de octubre todos los que sienten la música –el arte todo– de manera comprometida, auténtica y rebelde evocan a Violeta y a Mercedes. Quienes tienen vocación de compromiso con las causas más nobles; quienes dicen no a las políticas neoliberales, a los ladinos del poder, a los que matan la creación… recibirán de Violeta y de La Negra soplos de fuerza para seguir combatiendo, pese a los buitres conservadores que esperan el cansancio de los pobres para hacer de las suyas.

 

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La cantautora chilena Violeta Parra dejó una huella imborrable para el devenir de la música en ese país y en todo nuestro continente. Aunque se le rinde homenaje desde diversos sitios, todavía no hay una verdadera coherencia entre el respeto y el hacer. Su país natal es un ejemplo hoy de profundas y marcadas divisiones sociales y en cuanto al arte, son pocos los que siguen la ruta de la Violeta. Discursos banales, un pseudo arte enfocado en las luces, los chismes y la farándula más tonta que se haya conocido jamás. Esa no es la herencia de Violeta Parra.

En cuanto a Mercedes Sosa, su voz permitió que todo un mundo conociera a los creadores de Latinoamérica, logrando el amor y reconocimiento de sus pares, y el agradecimiento de su público a lo largo de varias generaciones.

Desde la partida de Mercedes Sosa, se han originado homenajes de reconocimiento y agradecimiento en muchos lugares. Parques, plazas y bosques, calles, escenarios y festivales de todo el mundo llevan su nombre. De familia peronista, en su juventud apoyó las causas sociales, en los 60’s se afilió al Partido Comunista y fue militante de izquierda toda su vida. El Golpe de Estado de 1976 la incluyó en la lista negra y sus discos fueron prohibidos.

 

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Pese a eso, en 1982, poco antes de la Guerra de Malvinas regresó a Argentina y ofreció una serie de conciertos en el Teatro Ópera donde junto a exponentes del pop, tango y rock se manifestó contra la dictadura logrando un evento cultural sin precedentes.

Pero hoy la patria de Mercedes Sosa no responde tampoco al llamado de la intérprete. La madre de todas las voces podría llorar al ver a una Argentina dominada por la necedad, un pueblo harto del dominio capital y un retorno a la más inmerecida miseria.

Entre vaivenes, resurgen cada día las voces de Violeta Parra y Mercedes Sosa. Debería declararse cada cuatro de octubre como el día de la rebeldía artística.

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