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José Martí y el pueblo aragonés

28 de septiembre de 2018

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Agustín Bejerano Imágenes en el tiempo, 2000 Serigrafía 0.60 x 0.50 cm Colección de la OPM

Imágenes en el tiempo, 2000, Agustín Bejerano, Serigrafía, 0.60 x 0.50 cm, Colección de la OPM

 

José Martí fue capaz de reflejar vivencias muy significativas de su breve pero fecunda existencia en diversos poemas que escribió. Y un ejemplo de ello es lo que contó acerca de su estancia en la zona de la de Aragón, España. En el séptimo de sus Versos Sencillos, señaló al respecto:

 

Para Aragón, en España

Tengo yo en mi corazón

Un lugar todo Aragón,

Franco, fiero, fiel, sin saña.

Si quiere un tonto saber

Por qué lo tengo, le digo

Que allí tuve un buen amigo,

Que allí quise a una mujer.

 

Los Versos Sencillos los escribió Martí en 1890 cuando se hallaba en una zona rural de los Estados Unidos de América reponiéndose de problemas de salud que confrontaba.

Precisamente en la introducción del libro que contiene 46 poemas y que resultó publicado al año siguiente en la ciudad de Nueva York manifestó: “Me hecho el médico al monte: corrían arroyos, y se cerraban las nubes: escribí versos. A veces ruge el mar, y revienta la ola, en la noche negra, contra las rocas del castillo ensangrentado: a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores”.

En los poemas que conforman los Versos Sencillos, Martí reflejó tanto cuestiones de carácter político, como vivencias y también detalló conceptos de gran relevancia.

De manera muy específica en el séptimo de dichos poemas trató acerca de Aragón, comunidad autónoma española situada en el noreste de la península Ibérica en la que vivió durante año y medio, entre 1873 y 1874.

Martí había llegado a España a principios de 1871, en calidad de deportado. Inicialmente fijó su residencia en Madrid, donde también continuó sus estudios.

Exactamente el 17 de mayo de 1873, le solicitó al rector de la Universidad Central de Madrid, el traslado de su matrícula para la Universidad de Zaragoza, lo cual le fue concedido.

Durante el transcurso de ese mismo mes viajó a la capital aragonesa en unión de su entrañable amigo Fermín Valdés Domínguez.

Incluso durante su permanencia en Aragón tuvo una vivencia muy trascendental, porque fue testigo de la heroica reacción de los habitantes de la ciudad de Zaragoza que salieron a combatir en defensa de la República. Precisamente esto fue evocado por él, años después en el Verso Sencillo que he señalado al expresar:

 

Allá, en la vega florida,

La de la heroica defensa,

Por mantener lo que piensa

Juega la gente la vida.

Y sin un alcalde lo aprieta

O lo enoja un rey cazurro

Calza la manta el baturro

Y muere con su escopeta

 

El año y medio que pasó Martí en Zaragoza, quedó grabado en sus recuerdos. Y por ello no resulta extraño que igualmente en este Verso Sencillo evocara con emoción esta zona de España, sobre la cual aseguró:

 

Quiero a la tierra amarilla

Que baña el Ebro lodoso

Quiero el Pilar azuloso  

De Lanuza y de Padilla

 

Martí también en dicho poema patentizó que amaba los patios sombríos, con escaleras bordadas y que amaba las naves calladas y los conventos vacíos. Y además, en forma explícita expresó el gran amor y la profunda admiración que sintió por el pueblo aragonés, al detallar en la parte final de este emotivo poema:

 

Amo la tierra florida,

Musulmana o española,

Donde rompió su corola

La poca flor de la vida.

 

José Martí volvió a vivir en el territorio español en 1879 cuando resultó deportado por segunda vez de Cuba, por hallarse participando en actividades conspirativas en favor de la independencia de su tierra natal.

Entonces su estancia en España fue breve, sólo se prolongó durante unos tres meses ya que después, en enero de 1880, se trasladó hacia los Estados Unidos de América, país donde a través de casi 15 años, sólo interrumpida, entre enero y julio de 1881, que residió en Caracas, la capital de Venezuela.

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