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Una asamblea histórica

27 de septiembre de 2018

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El 73 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, desarrollándose actualmente en su sede de Nueva York, se ha convertido sin dudas en una asamblea histórica, si tenemos en cuenta la vasta concurrencia de 132 jefes de Estado y la amplitud de temas a tratar en medio de una coyuntura mundial particularmente compleja.

No obstante las limitaciones e insuficiencias que puedan achacársele y que efectivamente tiene, al reflejar en buena medida un mundo totalmente superado y distinto al de la realidad de su fundación en 1945, sigue siendo la ONU la organización mundial por excelencia para hacer oír a los más débiles, denunciar a los más poderosos e intentar en su seno aproximarse a un hipotético equilibrio de paz, justicia y respeto entre todos,

Un asunto que también le otorgó carácter histórico e insólito a este período de sesiones de la Asamblea General resultó ser la increíble intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quién desde el supuesto trono de un imperio mundial repartió amenazas, insultos y sanciones a todos cuantos desagrada, -que son muchos,- causando en ocasiones la burla y la risa de quienes desde el auditorio consideraban inconcebible la perorata del pintoresco personaje.

Cuando la mayoría de los líderes concurrentes parecieron hacerlo con buena voluntad, respeto y deseos de acercarse a posibles soluciones de los complicados problemas de hoy, .independientemente de las ideologías, intereses o compromisos de cada uno,- el inquilino temporal de la Casa Blanca sobresalió por su negativismo y falta de perspectiva de ningún tipo.

Atrincherado en un aislamiento, que lo ha alineado contra el Consejo de Derechos Humanos, la Corte Internacional de Justicia, el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, la Unión Europea, los acuerdos con Irán, el gobierno de constitucional de Venezuela, la guerra comercial con China y el acoso contra Rusia, nadie como Trump a acumulado tantos y tan graves conflictos en tan poco tiempo.

En eso seguramente pensaban muchos de sus oyentes en la sede de Naciones Unidas –incluidos socios y aliados del gobierno de Estados Unidos– quienes no ocultan ni disimulan ya su preocupación de ver a la nación imperial transitar por peligrosos caminos, cada vez más imprevisibles e insensatos.

Es deseado que, a pesar de distorsiones y manipulaciones que nunca faltan, esta cita de Nueva York haya permitido a la opinión pública internacional tener una muestra del mundo de hoy lo más cercana posible a la realidad y percibir el drama de nuestro tiempo, alejando a tipos como Trump del botón nuclear.

Por otra parte, no olvidemos que John Bolton, actual asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense, fue embajador en Naciones Unidas y entonces abogó por la retirada de su país y hasta por la disolución de la organización mundial.

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