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Aznar y los trapos sucios del PP

20 de septiembre de 2018

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No creo que haya muchas personas en este mundo que se lamenten por la ausencia desde hace algún tiempo del ex presidente del gobierno español, José María Aznar, en la escena pública y mediática.

Pero este martes 18 de septiembre ha tenido que reaparecer, al ser llamado a declarar ante la comisión que en el Congreso español investiga las financiaciones ilícitas del Partido Popular, durante los años en que, primero Aznar y luego Mariano Rajoy, ocuparan la máxima conducción del PP y del país ibérico.

Se trata del caso Gurtel, uno de los más sonados escándalos de corrupción que ha vivido ese país en las últimas décadas y del cual, al parecer, no todo está dicho ni esclarecido.

Referido a la sesión para que responda por el caso de corrupción, la prensa española señala que “Aznar prefirió encender el ventilador”, es decir, regar las diatribas en toda la sala y “pasar la bola” a otros como se dice en el argot beisbolero.

Fue, además, arrogante ante la concurrida sala, cuando dijo que no le corresponde “pedir perdón a nadie”, y pasó a proferir acusaciones contra el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Señala la prensa ibérica que Aznar, ante la audiencia que le acusa, ha entrado en el cuerpo a cuerpo y desviado la conversación con la sonrisa cómplice de los diputados populares presentes en la sala al afirmar que el PSOE “no vende bombas, sino láseres de alta precisión”.

Y, como parte de su decisión de “encender el ventilador” para esparcir por la sala todo lo que salga de sus palabras, las acusaciones también lo relacionaron con la guerra en Iraq a la que envió hombres y medios gustosamente para secundar al mandatario estadounidense de entonces, George W. Bush.

En su afán por desviar la atención del auditorio y rebajar el tono de las acusaciones de corrupción que se le imputan, reflexionó respecto a la actual decisión  de exhumar el cadáver de Franco, a la que se opuso.

José María Aznar regresó al Congreso después de 14 años de que tuviera que abandonar el Palacio de la Moncloa y lo hiciera dejando un rastro nada favorable para la imagen que trata de presentar esta vez ante el reclamo de sus acusadores.

Cuando uno de los interrogadores le sugirió: “usted, que es un hombre de Estado, le haría un favor a este país si asumiera algún tipo de responsabilidad y un mea culpa”, Aznar  eludió la pregunta al responder que se deberían abordar “los problemas que tiene España encima de la mesa y no de no sé qué boda de hace años, o de hace 40 años”, en referencia al acto de matrimonio de su hija que se le imputa fue pagado con dinero dudoso.

“Veo al país demasiado entretenido en cosas de hace 40 años. Estamos abriendo tumbas de hace 40 años y teniendo broncas sobre el pasado, cuando tenemos un país con unos problemas que tenemos que afrontar y resolver”, subrayó el ahora imputado ex jefe de Gobierno español.

A todo este proceso legal contra hechos de corrupción del Partido Popular se le conoce como el caso Gurtel, nombre que se le dio a la investigación iniciada en noviembre de 2007 por la Fiscalía Anticorrupción y denunciada por la Fiscalía en febrero de 2009 ante la Audiencia Nacional.

A finales de 2016 y durante trece meses se realizó la primera parte de este juicio, que ha mostrado el uso ilegal de fondos por parte del Partido Popular para financiar campañas políticas entre las décadas de 1990 y 2005, período cuando el partido estuvo presidido por José María Aznar y Mariano Rajoy.

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