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Valoraciones de José Martí sobre Calixto García Iñiguez

7 de septiembre de 2018

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Agustín Bejerano Imágenes en el tiempo XI, 2001 Técnica mixta sobre tela 93 x 85 cm

Agustín Bejerano, “Imágenes en el tiempo XI”, 2001, Técnica mixta sobre tela, 93 x 85 cm

 

Nacido en la ciudad de Holguín, el cuatro de agosto de 1839, Calixto García cuando tenía 29 años se incorporó a la guerra por la independencia a los pocos días de haberse iniciado en octubre de 1868.

Su valentía y activa participación en los combates le hicieron merecedor del reconocimiento del resto de sus compañeros de lucha y lo fueron ascendiendo a distintos grados militares en el Ejército Libertador.

Llegó a obtener el grado de Mayor General.

Él participó en las tres etapas de la guerra por la independencia de Cuba en el siglo XIX.

Durante un combate, en 1874, ante el temor de caer prisionero de las tropas españolas intentó suicidarse disparándose la última bala que le quedaba, pero el tiro no llegó a cumplir su objetivo.

Fue hecho prisionero entonces y deportado hacia España, donde permaneció preso hasta la conclusión de la contienda.

Posteriormente se trasladó a Cuba para encabezar la denominada Guerra Chiquita, calificada así en la historia de Cuba por el breve período en que transcurrió. Calixto García una vez más resultó deportado a España, país en el que permaneció por más de 15 años.

En 1895 retornó a Cuba con el mismo objetivo de brindar su contribución directa a la Guerra Necesaria preparada por José Martí. Llegó el 24 de marzo de 1895 e inmediatamente se incorporó a la contienda.

Sobre Calixto García, Martí también hizo referencia en trabajos periodísticos.

Inicialmente publicó en el periódico “Patria” el 16 de enero de 1894 un trabajo titulado Calixto García Iñiguez cuando supo la noticia, que después no era cierta, de la muerte de ese singular patriota cubano.

Entonces Martí afirmó: “El cubano famoso, el héroe que prefirió el suicidio al cautiverio, el militar brillante y culto, el hijo fiel que por sobre todas las apariencias le guardaba a Cuba el corazón leal, ha desaparecido violentamente de la vida.”

Y añadió: “La vida tiene espantos que no salen jamás a luz, y sorpresas y revelaciones de que suelen estallar las almas que por sus flaquezas o por sus muchos sufrimientos no tienen bríos ya con que sufrir el golpe, no tienen calma ya para presenciar el horror, o no tienen fuerzas para llevarlo escondido. Unos van como muertos, otros matan, y otros se matan. Con la bandera de la revolución cubramos el cadáver del hombre desdichado. Venerémosle como a héroe.”

Martí suponiendo como válida la noticia de la muerte de Calixto García, en este trabajo le rendía homenaje.

Recordaba distintos aspectos de su vida y de su entrega a la causa de la independencia de Cuba.

Pero a los pocos días conoció con gran regocijo que no era cierta la noticia del fallecimiento de Calixto y de inmediato publicó otro trabajo titulado Calixto García, vive, reflejado en el periódico Patria en la edición del 27 de enero de 1894.

En ese trabajo Martí señaló con visible emoción: “El héroe de Auras no ha muerto, el que en la noche silenciosa, al nacer de nuestra independencia, oía de adentro de la casa solariega los rumores del hogar dormido, de los hijos y de la mujer, y afuera el convite a la muerte y al honor, dejó el hogar solo, y se fue al convite; el que, cuando la sorpresa y los celos nacidos de la guerra larga y abandonada, dieron en el Zanjón con la primer república de Cuba, se alzó en la soledad y desplegó en ella sin miedo la bandera rendida; el que con igual cuidado estudia las leyes de la paz y las de la guerra, y en la defensa de la patria ganó ya tanta honra que ni él mismo se la pudiera arrebatar, – no ha muerto.”

Y también comento: “El cable ligero o interesado, anunció falsamente su suicidio. La noticia con rara tenacidad, quedó en pie sin que nadie la desmintiera. Patria dijo la palabra de amor debida al héroe. La madre, el cariño que no acabó, preguntó a Madrid por su hijo, y Calixto García le respondió desde Madrid: “estoy vivo”.

Seguidamente planteó Martí la siguiente interrogante: “¿Quién que sepa de gratitud extrañará la alegría de nuestro corazón cubano?”

Y detalló: “En la vida de un hombre que en las batallas de la redención encarnó un día a su pueblo; que, en la contienda del valor que se sacrifica con la desidia que lo muerde, enriqueció las glorias patrias con hechos de valor supremo; que, en la pelea de su pueblo envilecido con el amo que se lo come y envilece, no le sirvió el plato al amo, sino le clavó la espada en el apetito. ¿Qué importarían, aunque los hubiese, un gesto brusco, un desdén inoportuno, un error de concepto, justificado acaso por la impaciencia y la hombría, o un rasguño en las botas de camino?”

En la parte final de este breve pero emotivo trabajo de José Martí en el que resumió el regocijo que sentía al saber que el patriota cubano Calixto García se hallaba vivo, él manifestó: “Feliz ha sido, por otra parte, la equivocación de la muerte, puesto que por ella, allá en los fríos acuchillados de Madrid habrá podido ver el hombre de la Revolución como sus hermanos lo aman y veneran, como –en el seguro de su tumba– ni sus compañeros de ayer, ni los hijos de sus compañeros tuvieron para él más palabras de cariño y de gloria.”

En otros trabajos que escribió José Martí hizo referencia a la vida y labor de varios relevantes luchadores por la independencia de Cuba, entre ellos Antonio Maceo y Grajales.

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