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Pillaje y endeudamiento

9 de julio de 2018

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Recuerdo cuando hace un tiempo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, propuso compartir con Europa los recursos de la Unión Económica Euroasiática para crear una entidad económica que abarcaría desde Lisboa a Vladivostok.

Ello hubiera sido la peor pesadilla anglosajona, porque la economía mundial basada en el dólar dejaría de ser y Europa continental emergería como potencia protagonista.

Esa propuesta debiera haber despertado el entusiasmo europeo, pero su clase política sirve a un interés distinto al de sus pueblos, y por ello, como respuesta a Moscú, colaboró con el golpe de Estado en Ucrania, lo cual desestabilizó a un estado vecino de Rusia y puso en riesgo su más segura conexión energética.

El servilismo europeo a EE.UU. ha llegado a ver bien el llamado Fast Track, cuyo nombre oficial es “Autorización para negociar comercio”, que tiene en su Sección 8, sobre Soberanía, que dice que todos los acuerdos comerciales de Estados Unidos “no son vinculantes para Estados Unidos, cuando contradiga una norma suya presente o futura”. Por lo tanto, los acuerdos son obligatorios sólo para los otros socios, lo cual exalta la política del vasallaje, o sea: los vasallos tienen los derechos que su señor tenga a bien reconocerlos.

Otra muestra del fariseísmo estadounidense son los acuerdos que propone EE.UU. a la Cuenca del Pacífico y a la Unión Europea, porque no se negocia nada, sino la adhesión, como los contratos con bancos.

Así, Washington viene imponiendo a sus socios el mismo texto desde el TLCNA (NAFTA) con México y Canadá en 1994 (ahora boicoteado por Trump, quien quiere más ventajas para EE.UU.). Usó el mismo modelo para Jordania, Chile, Centroamérica (CAFTA), Marruecos, Colombia, etc.

La principal desventaja de esos acuerdos, que pretenden ser varios y siempre es el mimo, es que impone el neoliberalismo como única política económica y miran solo la ganancia de las grandes empresas internacionales.

Es todo un imperialismo económico que no es nada nuevo, porque desde el siglo XVI los anglosajones, bajo la etiqueta de libertad de comercio, lo practicaban.

Fue el caso de la Compañía inglesa de las Indias Orientales, la primera gran corporación que mandaba sobre los señores de la India, Paquistán, Bangladesh, Myanmar y Sri Lanka.

Lo que se negocia generalmente en foros similares es casi siempre una erosión de soberanía, la reducción de espacios para políticas económicas y sociales autónomas. Exigencias más drásticas se hacen en todos los acuerdos bilaterales con las etiquetas de libre comercio y cooperación económica.

Tengamos en cuenta que el uso de estrategias económicas para debilitar al adversario antes de iniciar una guerra es antiguo. Lo novedoso es que se obligue a países soberanos a imponer a otro sanciones económicas que también perjudican sus propios intereses Es el caso de la Unión Europea, al imponer sanciones a Rusia.

El pillaje, el botín, los tributos y el crédito han ido siempre acciones económicas usadas para mantener una supremacía. Dicen que Napoleón financió sus guerras con el pillaje y los ingleses las suyas con endeudamiento. Estados Unidos usan ambos.

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