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Alentada por el fracaso de la huelga revolucionaria del 9 de abril, la dictadura de Fulgencio Batista emprende una poderosa ofensiva militar contra las fuerzas del Ejército Rebelde

29 de marzo de 2013

Alentada por el fracaso de la huelga revolucionaria del 9 de abril, la dictadura de Fulgencio Batista emprende una poderosa ofensiva militar contra las fuerzas del Ejército Rebelde que operan en las montañas orientales de Cuba.
Solamente contra el primer frente guerrillero, el régimen concentra batallones de infantería y compañías independientes, entre ellas una de tanques, a lo que añade un sólido apoyo aéreo y naval. En este instante, la tropa rebelde asciende apenas a unos 300 hombres que – no obstante la inferioridad numérica y en armamentos – establece un compacto frente de defensa, cuyo eje principal es el alto de la Sierra Maestra.
El Comandante en Jefe Fidel Castro imparte órdenes para organizar la resistencia, desgastar las fuerzas de la tiranía y concentrar combatientes y medios para pasar a la contraofensiva tan pronto las condiciones fueran propicias.
Ya en los últimos días de junio de mil 958, tras emprender una serie de acciones combativas, el Ejército Rebelde convierte la ofensiva del régimen en un rotundo fracaso. Las más selectas unidades enemigas serían desarticuladas y varias de ellas quedarían totalmente fuera de combate.
El ejército revolucionario creaba las condiciones para formar nuevos frentes en diferentes puntos del país y emprender la Invasión hacia el occidente de la Isla; hazaña que protagonizarían las columnas guerrilleras de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara.