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En el campamento de Las Bijas, cerca de Dos Ríos, José Martí comienza a redactar una carta – que la muerte dejaría inconclusa – a su amigo mejicano Manuel Mercado

29 de marzo de 2013

En el campamento de Las Bijas, cerca de Dos Ríos, José Martí comienza a redactar una carta – que la muerte dejaría inconclusa – a su amigo mejicano Manuel Mercado.
En la misiva, considerada su testamento político, nuestro Héroe Nacional define elocuentemente los fines de la “guerra necesaria” iniciada el 24 de febrero de mil 895.
Martí expone con claridad meridiana los conceptos esenciales de su ideario patriótico y antiimperialista:
“Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber – puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo – de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América… Cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso”.

En su carta al amigo entrañable, a quien confía sus aspiraciones, angustias y temores, José Martí advierte proféticamente la necesidad de impedir que en Cuba se abra el camino de la anexión de los pueblos de Nuestra América al
“norte revuelto y brutal” que los desprecia.
El Apóstol de la independencia de Cuba alerta y convoca a los latinoamericanos de todos los tiempos:
“Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David”.