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José Martí y sus consideraciones sobre la vida

13 de abril de 2018

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Escultura realizada en bronce que se ubica en el extremo oeste de la Av. Francisco de Miranda. Caracas

 

A través de su breve pero fecunda existencia, en diversos trabajos, discursos y cartas José Martí se refirió al sentido que le atribuía a la vida en sentido general. Enfatizó que la vida se ha de llevar con bravura y la calificó como un molino puesto que hay que ganar el pan y hacer el vino.

También aseguró que la vida es una prueba y que el que no sabe apreciarla no la merece.

En sus cuadernos de apuntes se pueden encontrar varias definiciones muy significativas que ofreció en torno a la vida.

Y una de esas definiciones es la siguiente: “La vida es inspiración, la vida es fraternidad, la vida es virtud.”

Martí igualmente precisó que cuando se conoce la vida, sólo el deber es grato, sólo él es digno de obediencia, sólo él da fuerzas para afrontar la malignidad de los hombres.

También en varios de sus trabajos que salieron publicados en periódicos y revistas de Estados Unidos y América Latina expuso algunas consideraciones en torno a la vida.

Por ejemplo en La Opinión Nacional de Caracas, en su edición del 3 de octubre de 1881 planteó que la vida es un río quebrado que, en busca de un mar inmenso, corre hacia adelante sin cesar y en la citada publicación, en este caso el 17 de propio mes y año , destacó: “¡Qué hermoso espectáculo el de la variada, indómita, infatigable, sedienta vida humana!”.

Igualmente Martí reflexionó en torno al sentido de la vida para los seres humanos. Acerca de ello se refirió en un trabajo en la Opinión Nacional el 19 de mayo de 1882 en el que detalló que el objeto de la vida es la satisfacción del anhelo de perfecta hermosura, porque como la virtud hace hermosos los lugares en que obra, así los lugares hermosos obran sobre la virtud.

Unos días después en otro de sus materiales en este periódico venezolano, específicamente el 15 de junio de 1882, especificó: “El misterio no está en el modo con que se desarrolla la vida, sino en la esencia de la vida.”

Martí aseguró que la vida es sutil, complicada y ordenada y que constituía una agrupación lenta y un encadenamiento. Llegó a calificarla como un extraordinario producto artístico. En forma metafórica catalogó a la vida como novela, asalto y aroma.

Y más allá de estos conceptos expuestos sobre la vida en general él también ofreció detalles acerca como concebía el desarrollo de su existencia.

Cito al respecto, por ejemplo, lo que expresó en una carta escrita en 1878, cuando tan sólo tenía 25 años, y dirigida al entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, en la que expuso que la vida debía ser diaria, movible, útil, y precisó igualmente que el primer deber de un hombre era el de ser un hombre de su tiempo.

También en dicha carta afirmó con particular énfasis: “Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero es servir más. Mi oficio, cariñoso amigo mío, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.”

Martí fue consecuente con lo expresado en ésta y otras cartas y también en diferentes trabajos periodísticos y discursos que pronunció en diferentes de su breve pero fecunda existencia.

Él concibió la vida como una prueba y además como inspiración, fraternidad, estímulo y virtud.

Precisamente en las dos últimas cartas que le escribiera a su querida madre, Leonor Pérez Cabrera, le comentó acerca de cómo concebía su vida al servicio de la causa de su tierra natal.

Él señaló, en la misiva fechada el 15 de mayo de 1894 en Nueva York: “Mientras haya obra qué hacer un hombre entero no tiene derecho a reposar” y le añadió al hacer alusión a su vida: “Mi porvenir es como la luz del carbón blanco, que se quema él, para iluminar alrededor. Siento que jamás acabarán mis luchas.”

En la otra carta que le dirigió desde la ciudad dominicana de Montecristi, el 25 de marzo de 1895, cuando ya estaba próximo a retornar a Cuba para dar su contribución a la guerra por la independencia, le manifestó a Doña Leonor: “El deber de un hombre está allí donde es más útil.”

Igualmente Martí expuso su criterio acerca de cómo debía culminar la vida.

Por ejemplo en la Revista Universal de México, en su edición correspondiente al 13 de noviembre de 1875, detalló que la vida debería concluir en el momento que nos ha hecho gozar más y en El Federalista, también en México, el 11 de febrero de 1876, planteó: “El fin de la vida no es más que el logro difícil de la compensación y conciliación de las fuerzas vitales.”

Martí supo darle un sentido a su existencia. Además de haber sido un hombre de su tiempo por la trascendencia y vigencia de su ejemplo y sus principios se ha convertido en un hombre de todos los tiempos y es, por tanto, fuente permanente de enseñanza e inspiración.

Con respecto a la significación de la existencia y labor de Martí y lo que ello representa para las nuevas generaciones de cubanos, continuadores de su obra, el máximo líder de la Revolución Cubana Fidel Castro destacó al hablar el 10 de octubre de 1968 en la finca Demajagua en el acto central por el centenario del inicio de la guerra por la independencia: “Y debemos decir que nuestra patria cuenta con el privilegio de poder disponer de uno de los más ricos tesoros políticos, una de las más valiosas fuentes de educación y de conocimientos políticos, en el pensamiento, en los escritos, en los libros, en los discursos y en toda la extraordinaria obra de José Martí. Y a los revolucionarios cubanos más que a nadie nos hace falta tanto cuanto sea posible ahondar en esas ideas, ahondar en ese manantial inagotable de sabiduría política, revolucionaria y humana.”

Y también resaltó el 29 de enero del 2003 al pronunció el discurso de clausura en La Habana de la Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo, celebrada con motivo del Sesquicentenario del natalicio de José Martí: “Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.

“¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.”

Y más adelante aseguró: “El mayor monumento de los cubanos a su memoria es haber sabido construir y defender esta trinchera, para que nadie pudiera caer con una fuerza más sobre los pueblos de América y del mundo.

De él aprendimos el infinito valor y la fuerza de las ideas.”

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