ribbon

Visión de futuro

8 de enero de 2018

|

 

Rusia y China han reaccionado fuerte pero al mismo con madurez para rechazar los más recientes ataques del presidente Donald Trump, que ponen a las dos naciones como enemigas de Occidente y  de Estados Unidos, avivando un espíritu de Guerra Fría que no había muerto del todo.

Simple y llanamente, la voz actual del establishment militar-industrial norteamericano, por boca de Trump, teme que el creciente vínculo ruso-chino ponga en peligro el liderazgo occidental y haga disminuir la capacidad de Estados Unidos para influir en la región Asia-Pacífico.

Tanto Moscú como Beijing observan igual opinión en temas acuciantes  del momento, como la situación en el Medio Oriente, la península coreana e incluso hasta en el diferendo con Ucrania, conscientes de que esas situaciones llevan el sello agresivo de la impronta del imperialismo norteamericano.

El hecho es que se ha desenvuelto exitosamente la política común de ambas potencias de aumentar sus relaciones económicas, diplomáticas y sobre asuntos relacionados con la seguridad.

En ese sentido, la revista The National Interest agrega que Rusia y China comparten unos aspectos sobre una “visión de futuro”, por lo cual recomienda a la actual administración cambiar su estilo iracundo por otro de diálogo, ya que necesita su cooperación para afrontar muchos de los problemas más acuciantes de la actualidad, como evitar la proliferación nuclear y solventar la crisis en Oriente Medio.

Por otra parte, el politólogo y economista norteamericano Paul Craig Roberts considera que “Washington cometió un error que podría ser fatal para la humanidad”: la Casa Blanca está decidida a bloquear el surgimiento de las dos potencias nucleares clave, Rusia y China, pero ninguna de las cuales aceptará la hegemonía de EE.UU.

“EE.UU. siempre ha tenido una buena opinión de sí mismo, pero con la caída de la Unión Soviética la autosatisfacción alcanzó nuevas cumbres. Nos convertimos en el pueblo excepcional, el pueblo indispensable, el país elegido por la historia para ejercer la hegemonía sobre el mundo”, escribe el politólogo.

En este sentido hay que apuntar que EE.UU. debe abandonar su esperanza de que surjan problemas entre sus dos rivales, que buscan encontrar soluciones políticas a los problemas internacionales y regionales, a fin de promover un orden mundial más justo y equilibrado.

Y es que, reiteramos, Moscú y Beijing mantienen posiciones similares sobre diversas materias en el ámbito internacional, y el estrechamiento de sus relaciones económicas y políticas preocupa a Occidente.

Aunque los cambios de la situación internacional contribuyeron a estrechar los lazos entre Beijing y Moscú, esto no es todo, ya que el factor más decisivo radica en el respeto mutuo y su voluntad de manejar disputas con cuidado, y al respecto el diario chino editado en inglés Global Times, afirma: “Así es como deben ser las relaciones entre las grandes potencias, pero muchos de los países no lo han logrado”, y destaca:

“China y Rusia han declarado en repetidas ocasiones que se convertirán en socios, no en aliados, y esto es exactamente lo que quieren decir, porque China también se preocupa por las relaciones con los países occidentales y Rusia tampoco pretende que las relaciones con Occidente lleguen a un punto muerto”.

Y es porque la cooperación estratégica entre China y Rusia no es exclusiva, algo que los países occidentales no entienden, ya que para ellos –en primer lugar EE.UU. –, un país es o bien un aliado o un enemigo, y consideran imposible hacer amigos sin hacer enemigos.

Por eso hay que subrayar que las relaciones ruso-chinas no es pura conveniencia, como dicen sus detractores y, como apuntamos antes, es posible que se conviertan en un ejemplo para el mundo.

Comentarios