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Mariano Meléndez

5 de enero de 2018

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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.

Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.

 

Mariano Meléndez Cabrera (Sevilla, 1886-La Habana, 1960). Cantante y profesor. Hijo de padre español y madre cubana, tras estos contraer matrimonio se trasladaron un tiempo a España, y en Cádiz nació este tenor que a los dos años de edad llegó a Cuba con sus progenitores. Tras revelar sus facultades para el canto, fue discípulo de los maestros Pablo Meroles y Andrés Antón, e hizo sus estudios musicales en el conservatorio Peyrellade. Su primera presentación pública tuvo lugar en un programa ofrecido por alumnos de la academia Meroles en el teatro Nacional, donde interpretó el tercer acto de Fausto. El éxito que lo acompañó en esa ocasión lo estimuló a trabajar como profesional, y su debut lo llevó a efecto como miembro de la compañía Noriega, en el Actualidades, interpretando la romanza «El gondolero» de la revista española Las musas latinas.

Un representante de la Victor que lo escuchó en aquella oportunidad, le extendió un contrato para hacer una veintena de grabaciones discográficas en los estudios neoyorquinos de esa firma. Entre las piezas que escogió figuraron Dame un beso (L.: Juan B. Ubago / M.: José Marín Varona), Presentimiento (L.: Pedro Mata / M.: E. Sánchez de Fuentes), Vivir sin tus caricias (L.: Amado Nervo / M.: E. Sánchez de Fuentes), Si pudiera ser hoy (ídem), así como Es un golfo (L.: Carlos Primelles), Junto a ti (L.: Juan Clemente Zenea), A una golondrina (ídem), La bella durmiente (L.: G. S. Galarraga), Te diré un cuento (ídem), ¿Te acuerdas? (ídem), Bajo el claro de la luna (ídem), todas ellas con música de Ernesto Lecuona, quien lo acompañó al piano al encontrarse en Nueva York actuando en el teatro Roxy. En 1927 el maestro lo invitó a cantar en algunos de los programas que él ofreciera en Estados Unidos, junto con Miguel de Grandy, Dora O’Siel y Conchita Bañuls, entre otros.

En una entrevista concedida por Meléndez y publicada en Carteles el 6 de octubre de 1957 por Arturo Ramírez, este último opinó: «Con voz linda, escuela y amor a las tablas, el joven artista, tras la difusión de aquellos discos iniciales y presentaciones en espectáculos de variedades en Payret, Campoamor, Nacional y Martí, se convirtió en el “tenor de moda”. Alternando representaciones operáticas —Marina, Rigoletto— y conciertos de Lecuona y Sánchez de Fuentes, con actuación en compañías de zarzuelas y operetas —Viuda alegre, Conde de Luxemburgo, Alegría de la Huerta, etc., etc., Mariano Meléndez se hizo imprescindible en los proyectos líricos de empresas nacionales y extranjeras».

Participó el 10 de octubre de 1922 en el acto de «variedades» artísticas con que se iniciaron oficialmente las transmisiones radiales en Cuba al inaugurarse la emisora PWX, de la Cuban Telephone Company. Actuó en temporadas del teatro Alhambra. Fue fundador y miembro de la primera junta directiva de la Asociación Cubana de Artistas Teatrales, surgida tras el derrocamiento del régimen de Gerardo Machado. También se presentó en coliseos de México, Puerto Rico, Venezuela y Estados Unidos, país en el que, aparte de la Victor, grabó discos, para las firmas Pathé, Edison y Columbia. Su repertorio abarcaba obras de varios autores criollos: Anckermann, Lecuona, Sánchez de Fuentes, Marín Varona, Casas Romero y Roig, a quien en 1911 estrenó la criolla-bolero Quiéreme mucho (L.: Agustín Rodríguez y Ramón Gollury / M.: Gonzalo Roig).

Mariano Meléndez se retiró del arte en 1937. Al siguiente año comenzó a transmitir sus conocimientos vocales y escénicos a un alumnado que inició el actor Paul Díaz. Después aumentó el número de ellos al solicitarle sus servicios la directiva de CMQ y confiarle el asesoramiento vocal de algunos triunfadores en el programa La corte suprema del arte: Rosita Fornés, América Crespo, Estrellita Díaz, Mercedes Pérez Cayro, Elsa Valladares, José Fernández (Valencia), Aurora Lincheta, Amelita Vargas, Vilma Valle y Carlos Suárez, entre otros.

En la selección de los valores artísticos cubanos de 1956, el diario El Avance Criollo otorgó a Mariano Meléndez el trofeo Gonzalo Roig en reconocimiento a los méritos profesionales de este tenor y profesor, que contribuyó a la formación de más de una generación de reconocidas figuras nacionales del canto.

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