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Unidad en Montevideo

27 de noviembre de 2017

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No hay dudas de que el Encuentro Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo que acaba de celebrarse en Montevideo constituyó un firme paso de avance, tanto en lo ideológico como en lo organizativo así como una expresión unitaria y solidaria de las numerosas fuerzas políticas, sindicales y movimientos sociales que allí participaron, procedentes de los países de América Latina y el Caribe.

El Encuentro cubrió un amplio espectro de temas relacionados con las luchas populares, la defensa de los procesos progresistas y el rechazo a la pretendida ofensiva neoliberal y conservadora que el imperialismo norteamericano alienta y financia del Río Bravo a la Patagonia.

Tras la histórica quiebra del ALCA –llevada adelante en su momento por Chávez, Kirchner y Lula–, fue probablemente la más amplia conjunción lograda en Nuestra América por parte de las numerosas fuerzas que en esta región tienen coincidencias fundamentales y están dispuestas a seguir encarando con decisión estas decisivas luchas.

La Declaración de Montevideo, adoptada como conclusión del Encuentro, abarca en sus 29 párrafos los más variados aspectos políticos, económicos y sociales que hoy debaten en Latinoamérica y el Caribe en general y tienen su expresión y consecuencias particulares en cada país o conjunto de países de la región.

Como telón de fondo, la Declaración advierte que “capitalismo, racismo y patriarcado forman un modelo entrelazado de múltiples denominaciones” y que la ofensiva neoliberal “profundiza los mismos acaparamientos de territorios, saqueo de los bienes comunes, explotación del trabajo y control de los cuerpos”.

Señala con precisión que el gobierno de Estados Unidos “pretende reforzar su influencia imperial en la región y despliega una política de intervencionismo abierto que, utilizando todos los dispositivos diplomáticos, culturales, económicos y militares ataca la soberanía de los países de la región”.

Aunque ña nueva institucionalidad regional alcanzada en los últimos años por UNASUR y CELAC tiene aún déficits en sus contenidos y participación, apunta que “son esfuerzos importantes hacia una integración no subordinada a la política de Estados Unidos”.

Conceptualmente relevante es que “desde Montevideo y bajo el influjo enriquecedor de haber compartido las diferentes experiencias de lucha y resistencia y creatividad, de comunidades, colectivos y organizaciones que constituyen formas diversas de enfrentamiento al poder del capital y de alternativas solidarias desde y para los pueblos”, se define a esta Jornada como “proceso amplio, diverso, plural y unitario y espacio de articulación de las resistencias y alternativas de nuestros pueblos”.

No olvida señalar que “continuará impulsando la articulación de nuestros medios alternativos y populares bajo una estrategia de comunicación coordinada, sosteniendo la lucha por la democratización de las comunicaciones en cada uno de nuestros países como forma  de enfrentar el poder mediático en la región”.

El Encuentro lizo público su programa de acción y actividades movilizativas para el año 2018 y proclamó que “el camino de la unidad es condición para trascender los marcos de la economía dominante y plantear otras formas de organizar las relaciones sociales, productivas y reproductivas que, asentadas en la igualdad, la solidaridad y la justicia social y ambiental, construyan la soberanía alimentaria y energética de nuestros pueblos y la vida digna en nuestros territorios”.

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