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Estreno mundial del ballet “La bella durmiente del bosque”, con música de Chaikovsky

29 de marzo de 2013

Chaikovsky escribió la música para su ballet “La bella durmiente del bosque” entre 1889 y 1890, inmediatamente después de haber terminado su Quinta Sinfonía en mi menor. La partitura le había sido encargada por el Teatro Imperial de San Petersburgo para un libreto de Iván Sevolovsky, intendente del Teatro, y Marius Petipa, basado en una serie de relatos para niños del francés Charles Perrault, editados bajo el título “Cuentos de Mamá la oca”. Y así, Chaikovsky comenzó la creación de “La bella durmiente” en su casa de campo en Frolóvskoie, en condiciones físicas y anímicas muy desfavorables.
El 26 de junio de 1889, Chaikovsky anotó en su Diario lo siguiente: “El boceto de mi ballet, titulado “La bella durmiente del bosque”, está finalmente listo después de varias semanas de trabajo, pero su orquestación me resultará más difícil que cualquiera de mis otras obras”. Y en Diciembre de ese mismo año, el compositor se trasladó a San Petersburgo para asistir a los ensayos de la premier del ballet. Días después, el 2 de enero de 1890, Chaikovsky escribía así en su Diario: “La premier, o mejor, la antepremier de mi ballet, reservada a la familia imperial, ha tenido lugar en San Petersburgo con la presencia del Zar. Sus Majestades aplaudieron a menudo y, durante el entreacto, tuvieron una cordial conversación conmigo y con Petipá. Pero, no obstante, yo no me atrevería a asegurar que el Zar ha quedado satisfecho con mi música ya que, muy reservado, sólo se limitó a decirme: “!Todo ha salido muy bonito!, por lo cual mi preocupación es ahora mayor”, continúa escribiendo Chaikovsky en su Diario, “ya que el Teatro ha gastado sumas enormes en los decorados y trajes. Petipá, por su parte, ha realizado una coreografía absolutamente deslumbrante”.
Las dificultades musicales, escénicas y coreográficas, así como su inusual extensión, son los factores que han determinado que sean muy pocas las Compañías de ballet en el mundo que incluyen la versión completa de “La bella durmiente” en su repertorio. En cambio, es fácil encontrar una versión abreviada, en un acto, titulada “Las bodas de Aurora”, realizada sobre el tercer acto de dicho ballet.
En la creación de la música para “La bella durmiente”, Chaikovsky logró una inspiración brillante y una realización muy notable, y tal vez en ninguna de sus restantes obras sinfónicas logró el compositor ruso tanta originalidad y agudeza de timbres. En primer lugar, la orquesta incluye, además del arpa, un piano como parte de su instrumental. Y aunque sólo es usado en el tercer acto, su empleo constituye, en algunos momentos, un verdadero hallazgo en el color orquestal, sin dejar de mencionar el hecho de que esta es la primera obra en la que se incorpora el piano a la orquesta como un instrumento más. Ello suele ser ignorado por muchos críticos y estudiosos, ocultándole ese mérito a Chaikovsky, mientras que aplauden el mismo recurso, y como gran novedad, en las partituras para ballet de Igor Stravinsky.
Son muchos los elementos de “La bella durmiente” que requerirían un señalamiento especial por su audacia tímbrica, pero bastaría para ello referirme al virtuoso empleo del fagot y el oboe en el episodio del gato con botas, en el acto final, o a los curiosos timbres de algunas variaciones de las hadas en el Prólogo.
La música de “La bella durmiente” constituye, en resumen, un trabajo cuya originalidad y eficacia sonora merecería más atención de la que suele dedicársele en los textos y tratados específicamente musicales.
El ballet “La bella durmiente del bosque”, en un prólogo y tres actos, se estrenó públicamente en el Teatro Marinsky por el Ballet Imperial Ruso de San Petersburgo, hace 118 años, UN DIA COMO HOY.