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Cerrando el cerco contra Nicaragua

9 de octubre de 2017

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Tal como habíamos advertido con anterioridad en esta columna, el cerco contra Nicaragua comienza a cerrarse por parte del imperialismo norteamericano, que no le perdona al gobierno sandinista, .elegido democráticamente por la voluntad mayoritaria aplastante de su pueblo, la firme posición en defensa de los principios de independencia y soberanía, no intervención y autodeterminación, igualdad jurídica de los Estados y en particular su solidaridad con Venezuela y Cuba, como miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

En el caso nicaragüense la herramienta agresiva se nombra Nicaraguan Investiment Conditionality Act of 2017, más conocida como Nica Act y es un proyecto cocinado en la Cámara de Representantes yanqui por parte de 25 legisladores donde se destaca el lobby antivenezolano y anticubano que pretende imponer sanciones económicas al sandinismo con el delirante pretexto de que debe celebrar elecciones que sean considerados por Washington como “democráticas”.

En pocas palabras, que Nicaragua debe abandonar el orden constitucional vigente en ese país y celebrar “elecciones”, donde el triunfo sea otorgado a la derecha y los sandinistas abandonen definitivamente el gobierno al que limpiamente llegaron desde 2006 por votación popular, ante el fracaso y la debacle de los gobiernos contrarrevolucionarios encumbrados desde 1990.

La iniciativa de los enemigos del pueblo de Nicaragua intenta retrotraerlo a pasadas épocas, busca vetar los préstamos y financiamientos que ese país centroamericano recibe por parte de instituciones internacionales donde Estados Unidos está presente e influye en sus decisiones.

Este proyecto deberá pasar ahora al Senado estadounidense y de convertirse en Ley podrá utilizarse por los imperialistas como pretexto para oponerse y frustrar financiamientos que hoy recibe Nicaragua calculados en estos casos hasta 300 millones de dólares anuales.

Para nadie son un secreto los éxitos económicos tenidos por el gobierno sandinista, que junto a los programas sociales han convertido al otrora segundo país más pobre de América Latina en el de más rápido crecimiento económico, mayor prosperidad y éxitos en la lucha contra la pobreza en toda Centroamérica, además del más seguro y eficaz en la lucha contra las mafias del narcotráfico.

La medida que promueven los círculos ultraderechistas trata de aprovechar los vientos que soplan en la Administración actual con esta iniciativa antinicaraguense, que busca llegar por otros medios a los mismos objetivos que la guerra sucia contrarrevolucionaria de la década de los 80.

Por su parte, el gobierno de Managua ya anunció que interpondrá un proceso jurídico ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que Estados Unidos acabe de hacer efectivo el pago de la compensación a que fue condenado por esa propia Corte y que aún no ha cumplido, como consecuencia de los daños y perjuicios ocasionados al país por la citada guerra sucia y el escándalo Irán-Contras.

Los nostálgicos del somocismo no deben olvidar que pocos pueblos de Latinoamérica y el Caribe están tan entrenados en la lucha patriótica y antimperialista como los herederos de Sandino.

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