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Camino a la paz

4 de octubre de 2017

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Con la entrada en vigor del cese el fuego bilateral a partir del primer día de octubre, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) dieron un importante paso encaminado a lograr un acuerdo de paz que ponga fin a la confrontación armada, lo que fue confirmado a fines de setiembre, en Bogotá por Camilo Restrepo, máximo representante gubernamental, mientras que la delegación guerrillera informaba que se ultimaban los detalles necesarios para hacerse realidad, lo que sería verificado por una misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Iglesia Católica.

Este fue uno de los principales acuerdos de la Mesa de diálogo que desde principios de año trabaja en el Ecuador y “muestra a los escépticos que el objetivo es suscribir un Acuerdo Final para terminar el conflicto armado y acordar transformaciones en la búsqueda de una Colombia en paz y equidad.”, según señalara el representante de la guerrilla.

Luego de acordado los aspectos logísticos se informó que se iban a iniciar las audiencias con la sociedad civil, con lo cual se comenzaría a dar cumplimiento a uno de los puntos de la agenda común, mientras se daban los últimos toques al protocolo para la implementación de esas medidas.

“No duden del cese bilateral”, señaló el ELN en un comunicado, donde se destacaba que el propósito es que el inicio del cese el fuego pueda darse “contando con reglas claras”, ya que se trata de rebajar la intensidad del conflicto con el fin de de que la población sea la principal beneficiada de un clima de paz y precisando que serían 101 días de cese del fuego bilateral temporal, que debe finalizar el 9 de enero de 2018.

Todo lo pactado aparece en el Acuerdo de Quito, suscrito entre las partes y que tiene como objetivo primordial mejorar la situación humanitaria de la población, la más afectada por los enfrentamientos.
Según indicó la canciller ecuatoriana en su momento, María Fernanda Espinosa, ‘El Acuerdo de Quito nos llena de profunda emoción y alegría y nos hace felicitar de corazón tanto a la delegación del gobierno de Colombia como a la del Ejército de Liberación Nacional (…) es un anuncio muy importante para la consolidación de América Latina y el Caribe como territorio de paz’.

El Acuerdo es una muestra más de la intención del ELN y el gobierno colombiano, de generar confianza e impulsar gestos necesarios para el flujo del proceso de paz en el que están inmersos desde hace siete meses, cuando comenzó la fase pública del diálogo, el pasado mes de febrero.
Al tercer fructífero ciclo de conversaciones seguirá una cuarta ronda, prevista a partir del venidero 23 de octubre, igualmente en Quito, que acoge la mesa desde sus inicios, con la asistencia de Cuba, Brasil, Chile, Noruega y Venezuela, además del anfitrión, como países garantes.
Los avances se suman al camino allanado por la ex guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, que firmó en agosto de 2016 un acuerdo de paz con el gobierno, en La Habana, Cuba, y se convirtió recientemente en un partido político bajo el nombre de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

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