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La Caja de la Corrupción

18 de septiembre de 2017

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Gobernanzas corruptas se multiplican en este mundo, como un mal propio de la célebre Caja de Pandora, en la que Honduras tiene hoy un puesto cimero.

Así, confesiones de narcotraficantes revelan nexos de todo tipo con entes de poder hondureños, en los que aparecen desde el actual presidente, Luis Orlando Hernández, hasta el quizás principal hacedor de fortunas malversadas, el ex mandatario Porfirio Lobo, pasando por su hijo, Fabio, alcaldes y diputados.

De estos, solo Fabio Lobo, detenido hace dos años por narcotráfico y extraditado a Estados Unidos, ha sido condenado a prisión, a 24 años, por delitos en los que aprovechó la alta posición de su padre. También la justicia norteamericana y la local tiene en “capilla ardiente” a otras personalidades, pero, realmente, es solo una ínfima parte de lo que existe en el corrupto sistema.

El caso de Lobo hijo ayudó a destapar una red de corrupción en la que varios políticos hondureños ayudaron al cártel Los Cachiros a realizar diversas operaciones de tráfico de drogas, según las declaraciones de Devis Leonel Maradiaga como testigo del proceso.

En un memorándum de los fiscales que intervinieron en el caso de Fabio Lobo, se detallan como a través de testimonios y de otra evidencia, a Fabio Lobo le correspondería cárcel de por vida, y no por solo 24 años, por los delitos cometidos, según los rangos del Manual de Directrices para la Formulación de Sentencias Federales de Estados Unidos. Aquí se resumen algunos de los puntos del memorándum presentado:

Fabio Lobo y su padre, Porfirio, acordaron proteger a Los Cachiros a cambio de sobornos. Hubo aproximadamente 500 000 dólares en pagos, para recibir protección política, de acuerdo a los testimonios de Devis Leonel Rivera Maradiaga. Dicha protección incluía que no se investigara a Los Cachiros, prevenir la extradición y darle contratos a las compañías de ellos para el lavado de dinero.

Asimismo, Fabio Lobo ayudó a Los Cachiros a distribuir cientos de kilogramos de cocaína. En el 2012, según Devis, Fabio ayudó a transportar 400 kilogramos de un cargamento que llegó a una pista cerca de Chachaguala, Cortés. Por esto, recibió un carro blindado, un arma AR 15 y 20 000 dólares. En el 2013, hubo otro cargamento, que cayó en Tocoa, de una tonelada de cocaína. Fabio trajo por lo menos dos militares armados para llevar la droga al departamento de Copán, y recibió 50 000 dólares en efectivo por participar en esta operación.

Además, ayudó al tráfico marítimo de droga con oficiales hondureños y el cartel de Sinaloa a Puerto Cortés. La operación incluía recibir la cocaína en Puerto Cortes para que después llegara a Estados Unidos vía México. Hubo un par de reuniones en las cuales participaron Fredy Nájera y Miguel Pastor, entre otros, para lograr dicha operación. Lobo después recibió 50 000 dólares por participar en estas reuniones.

Al mismo tiempo, ayudó a Los Cachiros a esconder bienes provenientes del narcotráfico. En mayo del 2013, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos impuso sanciones financieras a los líderes de la familia Rivera Maradiaga, componente de Los Cachiros, así como a cinco empresas, entre las cuales estaban INRIMAR y Joya Grande. En septiembre de ese año, Javier Rivera Maradiaga se enteró que iban a perder el zoológico Joya Grande. Entonces Devis Leonel Rivera Maradiaga organizo una reunión, en un hotel con Fabio Lobo y el diputado Oscar Ramón Nájera en la cual Fabio presentó una lista de activos que iban a ser incautados, y Devis Rivera Maradiaga le pagó 50 000 dólares por la información, que le sirvió para retener la mayor parte de lo que se iba a decomisar.

Más adelante, el hijo de Porfirio Lobo facilitó la seguridad para una carga de varias toneladas de cocaína, destinadas al líder del Cartel de Sinaloa (“El Chapo” Guzmán).

Los líderes de Los Cachiros, en reunión con Fabio Lobo (donde ya Los Cachiros eran informantes de la DEA, supuesta agencia de combate contra la droga estadounidense), le entregaron un millón 600 mil dólares para obtener seguridad y apoyo logístico de militares y policías hondureños en relación con el transporte de 2 500 kilogramos de cocaína que fueron enviados desde Colombia al Atlántico, en el este de Honduras, a través de una ruta marítima.

Lo anterior es solo una parte minúscula del descrédito en el que se ve envuelta esta y la anterior gobernanza hondureña –producto del golpe de Estado auspiciado por Washington–, a toda luz cómplice de estos hechos y de muchos más provenientes del lavado de dinero y concesiones de proyectos al mencionado cartel del narcotráfico.

Hay pruebas que demuestran por lo menos la implicación del ex presidente Porfirio Lobo y otrasmuchas figuras de la oligarquía nacional en el entuerto criminal, todas los cuales permanecen libres e impunes, hasta el momento de escribir estas líneas, realmente breves si se compara con lo que se necesita para describir una corrupción de tan alto grado.

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