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ASEAN: 50 años

8 de agosto de 2017

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La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) está cumpliendo 50 años de creada y lo hace con la celebración de su reunión de cancilleres en Manila, Filipinas, en medio de los conocidos y peligrosos acontecimientos internacionales que tienen lugar y a los cuales esa subregión –aunque no sea por ahora eje de ninguno de ellos– pudiera no escapar.

Recordemos que la ASEAN ha tenido un curioso e impredecible desarrollo desde su fundación en 1967, cuando alentada por Estados Unidos y algunos de sus socios de entonces en la zona, la concibieron como una herramienta contra la República Democrática de Viet Nam, para facilitar el aislamiento político y de asfixia económica de ese país socialista, facilitando así una supuesta victoria de los intervencionistas yanquis y los títeres de Saigón en la guerra de agresión que libraban en el sur de Viet Nam, en sus momentos más difíciles.

No olvidar que 1967 fue el año en que la presencia anqui en el sur alcanzó sus cifras más elevadas, superando los 250 000 hombres enviados allí por la Administración de Lyndon B. Johnson.

En esa situación y con propósitos nada plausibles nació la ASEAN, que con la bochornosa y aplastante derrota de los intervencionistas yanquis y sus títeres de Saigón, –extensiva a otros socios del área como Corea del Sur, Australia o Tailandia– se vio compelida a una drástica ampliación de composición y de objetivos.

Pudiera decirse que –como hemos señalado en otras ocasiones– la victoria y reunificación del pueblo vietnamita acompañada por la liberación y la creación de nuevas condiciones políticas en Laos y Cambodia, marcó el inicio de una nueva etapa en esa organización, que incorporó nuevos aires y propósitos rodeada de un ambiente hacia la integración económica y la cooperación basadas en el respeto mutuo.

Hasta el momento, esa actuación por parte de gobiernos de diferente signo pero guiada por esos inalterables principios ha permitido a la ASEAN los avances y la consolidación que hoy exhibe, sobre todo en el orden económico comercial.

La proclamación, por parte del imperio estadounidense, de que Asia-Pacífico se convertirá en su área estratégica prioritaria y de mayor presencia militar en el futuro –según se expresó durante la Administración Obama– se proyecta como un preocupante fantasma sobre estas naciones del sudeste asiático que han logrado combinar paz y desarrollo durante las últimas décadas.

Confiemos en que la sabiduría, prudencia, paciencia y firmeza característica de los pueblos asiáticos les permitirán salir adelante en cualquier difícil coyuntura derivada de esas amenazas.

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