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Eliseo Grenet

7 de julio de 2017

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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que aún se vende en librerías del país, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.

Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.

 

Grenet Sánchez, Eliseo (La Habana, 1893-1950). Compositor, director de orquesta y pianista. A los cinco años de edad comenzó los estudios musicales con las profesoras Concepción Ardois (solfeo) y Mercedes Valenzuela (piano), esta última sobrina de los notables músicos Raimundo y Pablo Valenzuela. Ayudado en el aspecto literario por el profesor Eduardo Calderón, su primera obra teatral, la revista Geografía física, se estrenó durante una velada escolar efectuada el 21 de junio de 1909 en el Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa. Aún adolescente, comenzó a tocar el piano en el cine La Caricatura para acompañar películas silentes. Por aquel entonces, comenzó a componer danzones que adquirieron popularidad: Si me pides el pesca’o, La mora, Si muero en la carretera, La pintura blanca…

Sustituyó a Ernesto Lecuona, en los meses finales de 1911, como director de orquesta en la primera compañía de Arquímedes Pous, con la que el 10 de noviembre de 1914 estrenó –en el teatro Actualidades– su primera pieza teatral de índole profesional: La canción del mendigo, cuyo libreto era del célebre artista cienfueguero. También serían resultados de su ulterior colaboración creativa con Pous El submarino cubano, El santo del hacendado, Magazine de fantasía, El planeta Marte, Tenía que ser, Brisas del Hawai y La mujer que asesinó. A este binomio corresponderá, además, un clásico del género: Pobre papá Montero, uno de los títulos de la tetralogía dedicada al personaje Papá Montero (1923-1924). Asimismo en 1914 se efectuó en Alhambra el estreno de su zarzuela La toma de Veracruz (L.: Agustín Rodríguez y Julito Díaz).

Dirigió en 1925 las orquestas del Sevilla Biltmore y el Jockey Club. Al siguiente año, en Payret, se unió al compositor y empresario mexicano Manuel Castro Padilla a fin de elaborar en conjunto la partitura de una revista que estrenaría el 23 de julio la compañía de este compositor mexicano durante sus actuaciones en el mismo teatro: Cuba y México (L.: Flor de Lys). Durante el primer semestre de 1927 fueron presentadas en el Teatro Cubano (antes Molino Rojo) las siguientes producciones –casi todas ellas estrenos– con partituras de Eliseo Grenet y libretos de Aurelio G. Riancho: Las siete capitales del pecado, La mujer que agotó el placer, Más allá del placer y del dolor, Y un día quiso ser mala, ¡Chauffeur, al Molino! y ¡Oh, la noche! También se llevaron a tal escenario Castidad impura (L.: M. Ra-de-ban), El lechero (L.: Bello) y Familia original (L.: Nalisco). En tal período se hizo en el Actualidades la representación primaria de Carteles (L.: A. G. Riancho).

Lecuona lo invitó a participar –como director musical– en la temporada de la Compañía de Revistas Cubanas que inició sus jornadas el 29 de septiembre de 1927 en el Regina (antes Cubano). En este coliseo, Grenet estrenó varias obras en colaboración con el autor de La comparsa, aparte de Niña Rita o La Habana en 1830, a la cual dotó del mundialmente famoso tango-congo “¡Ay!, mamá Inés”. Se añadieron a esa labor común Cuadros nacionales (L.: Antonio Castells y A. G. Riancho), Fantasía de colores (ídem) y ¡Chauffeur, al Regina! (L.: A. G. Riancho). Como autor independiente hizo en tal etapa Mi pequeña maldita (L.: Armando Bronca), Bohemia (L.: A. G. Riancho) y Como las golondrinas (ídem).

Como director de orquesta, el 3 de febrero de 1928 partió –junto con la Compañía de Revistas Cubanas del Regina– a una gira de casi diez semanas por las principales ciudades de la isla, en virtud de un contrato del empresario Rodríguez Arango. Desintegrado el colectivo, tras el retorno a La Habana, en el ejercicio de tal responsabilidad y empeñado en la puesta en escena de reposiciones o estrenos suyos, trabajó en Payret, entre abril y mayo, en la compañía de Alberto Méndez. Luego pasó a una que él mantuvo en el Regina, inicialmente al lado del escritor Armando Bronca, con la cual presentó Filigranas na’ más (L.: A. Bronca), Una esposa improvisada (ídem), Loca (ídem), El criollo y la palma (L.: A. G. Riancho), Magazine semanal (L.: A. Clarens), Álbum de Cuba (colaboración de Jorge Anckermann / L.: A. Clarens), Amor triunfante (ídem), Mazorra en La Habana (ídem) y Don Chucho (L.: Fernando Mendoza), hasta llegar a su más notoria zarzuela: La virgen morena (L.: A. G. Riancho), estrenada el 30 de noviembre de 1928. Entre el 14 y el 20 de octubre de 1929 actuó en el Nacional la compañía de revistas y ballet Cubanacán, dirigida por Eliseo Grenet y Manuel Gómez Navarro, e integrada por cuarenta artistas negros. Al frente de ella, en diciembre de aquel año inició un recorrido por naciones de América Latina a lo largo de unos doce meses. De regreso a la capital cubana, recibió importantes contratos en la radio y procedería a musicalizar dos poemas del libro Motivos de son, de Nicolás Guillén:Negro bembón” y “Si tú supieras”.

 

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Desempeñándose en Payret en calidad de director de la Compañía Grenet-Robreño, entre diciembre de 1931 y enero de 1932, se estrenaron o repusieron en escena, entre otras obras suyas, El alma de las campanas (L.: Teófilo Radillo), El almanaque de El Mundo (ídem), Un concierto de Mojica (L.: Carlos Robreño), La guerra chino-japonesa (ídem), La reforma del calendario (ídem), Topacio (ídem) y Los códigos penales (L.: Leopoldo Fernández). Ese año compuso su Lamento cubano (L.: Teófilo Radillo), al que el régimen de Gerardo Machado consideró un canto subversivo, pues emisoras clandestinas lo empleaban para iniciar sus transmisiones: Oh, Cuba hermosa, / primorosa, / ¿por qué sufres hoy / tanto quebranto?… Oh, patria mía, / quién diría / que tu cielo azul / nublara el llanto… Por tal motivo tuvo que partir al exilio. En mayo de 1932 arribó a España, y le ofrecieron la dirección de la orquesta del casino San Sebastián, en Barcelona. El 21 de julio, en el Teatro Nuevo, de la capital catalana, se estrenaba en Europa La virgen morena, con un elenco integrado por Conchita Bañuls, Mateo Guitart, los dominicanos Eduardo y Elena Brito y la puertorriqueña María del Pilar Cordero, que más tarde adoptó el nombre artístico de Mapy Cortés. El éxito se repitió en varias urbes del país ibérico y, al llegar a Madrid, protagonizaron esa zarzuela en el Fuencarrral, el 1º de febrero de 1933, Maruja González, Miguel de Grandy y Augusto Ordóñez, entre otros.

Avalado por sus triunfos en España, marchó en 1934 hacia la capital de Francia. En París recreó y estilizó la conga de los carnavales habaneros y la presentó el 12 de julio de ese año en el cabaret La Cueva, donde causó tal furor que sería aprobada por la Académie des Mâitres de Danse, el Syndicat National Tribune de la Danse y la Union des Professeurs de Danse et d’ éducation Physique de París. La experiencia recibió idéntica repercusión en Estados Unidos, sobre todo al mostrar personalmente Grenet la conga con ilustraciones coreográficas del nuevo baile efectuadas el 14 de mayo de 1936 en el neoyorquino Steinway Building por los bailarines criollos Carmita Ortiz y Julio Richard ante los periodistas Walter Winchell y Danton Walter, quienes emprendieron una profusa propaganda del novedoso ritmo, que invadió salones, centros nocturnos, teatros y trascendería al cine. A pesar de sus grandes éxitos en aquella nación, vino ese año a La Habana y le confirieron la Gran Cruz de la orden Carlos Manuel de Céspedes.

En medio de una prolongada residencia en Norteamérica, viajó a su patria en 1941 y 1943. El 22 de febrero de este último, se realizó en el Auditórium el magno homenaje que la Corporación Nacional del Turismo dedicó a él, Simons y Lecuona. El 26 de abril de 1943 se le organizó un concierto de despedida en el teatro Fausto, con la participación de una orquesta de 36 profesores, Rita Montaner, la máxima intérprete de su obra, y otros notables artistas. Poco después, desde Miami, emprendió una gira por países latinoamericanos, principalmente México y Argentina. Tras escuchar en Buenos Aires algunas obras de Grenet, uno de los más acreditados letristas del tango, Enrique Santos Discépolo, expresó que “… por primera vez conocía a Cuba musicalmente”. Retornó a La Habana en 1946 y su guajira El sitierito obtuvo el primer premio en el Concurso de la Canción Cubana. Volvió a Estados Unidos para atender otros compromisos profesionales.

Miembro de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Publicistas (ASCAP), Eliseo Grenet compuso inspiradas páginas, como Las perlas de tu boca y Tabaco verde, ejemplos de la mejor tradición de la cancionística nacional. Su música se incluyó, por otra parte, en cortometrajes y largometrajes: Susana tiene un secreto (1933, España, Dir.: Benito Perojo), Princesse Tam Tam (1935, Francia, Dir.: Edmond T. Greville), Eliseo Grenet and his Orchestra (1937, Estados Unidos, Dir.: Roy Mack), Juntos, pero no revueltos (1938, México, Dir.: Fernando A. Rivero), Thousands Cheer (1943, Estados Unidos, Dir.: George Sydney), Escándalo de estrellas (1944, México, Dir.: Ismael Rodríguez), Esclavitud (1944, México, Colab. Emilio Grenet en la banda sonora, Dir.: Ramiro Gómez Kemp y Agustín P. Delgado), Estampas habaneras (ídem), Conga Bar (ídem), All Star Musical Reveu (1945, Estados Unidos, Dir.: Jack Scholl), Pervertida (1946, México, Dir.: José Díaz Morales), El amor de mi bohío, Romance musical (1947, Argentina, Dir.: Ernesto Arencibia), Angelitos negros (1948, México, Dir.: Joselito Rodríguez), Los huéspedes de la marquesa (1951, México, Dir.: Jaime Salvador) y La Niña popoff (1952, México, Dir.: Ramón Pereda).

 

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Dictó una conferencia en Nueva York, en agosto se 1950, acerca del sucu-sucu, una variante musical y bailable del son, que en cuanto a su origen se ha ubicado en el municipio cubano Isla de la Juventud (antes Isla de Pinos), y de la cual Grenet hizo una estilización que alcanzó popularidad dentro y fuera de Cuba con sus obras Felipe Blanco y Domingo Pantoja. Inesperadamente, el 4 de noviembre de este año falleció en La Habana. Millares de personas asistieron a su funeral y fue sepultado mientras se ejecutaba el Lamento cubano por la Banda Municipal, bajo la dirección de Gonzalo Roig. Nueve días después, Nicolás Guillén afirmó en el Semanario Habanero con respecto al autor de ¡Ay!, mamá Inés: «[…] Con él se nos ha ido un pedazo del folklore musical de Cuba, un compositor fresco y fácil, cuyo sentido “bachatero” del ritmo expresa una manera que siendo mulata (como en Anckermann y Moisés Simons) es profundamente criolla y nacional».

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