Antiguo Emboque de la plazoleta de Luz

3 de julio de 2017

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Zenaida Iglesias Sánchez

Hoy: Atracadero de la lancha de Regla.
Avenida de San Pedro y calle Luz.

 

 

En los últimos años la Oficina del Historiador de la ciudad emprendió el programa para la rehabilitación total de la Avenida del puerto, que incluyó el tramo del antiguo emboque de Luz, frente a la plazoleta del mismo nombre, donde los trabajos que han finalizado han servido de contento a la población que frecuenta el lugar en sus habituales recorridos desde el costero poblado de Regla y de Casablanca, al centro de la ciudad y viceversa.

El inmueble que hoy funciona como atracadero de las lanchas que atraviesan la bahía, se observa bellamente reconstruido, brindando al viajero el debido confort, con áreas destinadas a cafetería, cajeros y otras instalaciones.

 

 

Mucho se ha hablado de la historia del lugar, que fue desde antaño una de las zonas de mayor movimiento de la antigua ciudad. Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando en este espacio existieron los espigones destinados al tráfico interior de la bahía, hasta donde llegaban pequeñas embarcaciones cargadas de productos menores o pasajeros del otro lado del mar.

 

 

De igual modo, la iglesia de Regla pudo contribuir al continuo movimiento de un extremo al otro de la bahía en todos los tiempos, porque los feligreses devotos iban hasta sus predios a ofrecer sus rezos y a participar de las ferias que allí se desarrollaron en épocas pasadas, como ahora, cada 7 de septiembre cuando se rinde tributo a la virgen morena.

Entrado el siglo XX, en este sitio la compañía Havana Central Railroad construyó un nuevo edificio de mampostería y estructura metálica, con dos niveles de altura, que serviría de atracadero a los vapores “Ferries”.

 

 

Este edificio se mantuvo en uso hasta la década del ’40, convirtiéndose en Cuartel de Bomberos en los años de la Segunda Guerra Mundial, para brindar servicios en caso de incendios en el puerto. Sin embargo, esta función se adueñó del espacio hasta bien entrado el siglo XXI.

Con los trabajos de reanimación de la avenida portuaria esta obra estaba llamada a ser demolida, pero una vez puesta al descubierto la magnífica estructura de acero que conservaba, se pensó en aprovecharla con un nuevo diseño, restableciendo en el edificio la función de embarcadero que antaño caracterizó el lugar.

 

 

De ahí que se ha llevado a cabo su rescate, ahora formando parte del espacio público trazado en sus inmediaciones y dialogando entre lo antiguo y moderno, con las paredes de cristales que ofrece excelentes visuales a un entorno privilegiado en la ciudad.