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Carmelina Delfín

2 de junio de 2017

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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que se vende en varias de las librerías del país, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.

Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.

 

Delfín, Carmelina (La Habana, ?-Nueva York, ?). Pianista y compositora. Estudio inicialmente con Concepción Ardois, y luego pasó al Conservatorio de Música y Declamación, bajo la guía del director de este plantel: Carlos Alfredo Peyrellade, que la presentó en un acto público cuando tan solo tenía once años de edad. El 10 de junio de 1928 actuó con la Orquesta Filarmónica de La Habana en el teatro Nacional –bajo la dirección de Pedro Sanjuán– y, posteriormente, con la Sinfónica en ese y otros coliseos. A partir de tal decenio participó como concertista y compositora en varias de las audiciones de música típica cubana llevadas a efecto por Ernesto Lecuona, en las cuales se estrenaron algunas de sus canciones y obras para piano.

Con su colega Sara Jústiz, realizó un importante concierto en el Principal de la Comedia el 9 de noviembre de 1930, experiencia que ambas reiteraron en este y otros teatros habaneros a lo largo de un lustro. Casada con el compositor y director de orquesta mexicano Ángel Mercado, viajó a Estados Unidos en 1936 y el resto de su vida residió en Nueva York, donde hizo una notable labor profesional. Pasajes de interés en su desarrollo fueron un largo contrato que a comienzos del decenio de los cuarenta suscribió con la National Broadcasting Company para un popular programa dominical, y el premio otorgado en 1942 a su Himno de las Américas en un concurso de la Oficina del Coordinador de Asuntos Americanos, en Washington. También es de subrayar su presencia en la audición de música cubana que el 10 de octubre de 1943 efectuó en el Carnegie Hall Ernesto Lecuona, a quien, como solista, estrenó en Norteamérica –durante esa jornada– la Rapsodia negra, bajo la dirección orquestal del autor. En 1946 dio varios recitales en el selecto escenario del Town Hall y, según se informó en la prensa habanera, solo interpretó obras suyas en las cuales trabajó minuciosa y prolongadamente. Luego de varios años de ausencia de su patria, en julio de 1951 volvió a la capital cubana. En aquella oportunidad, la Sociedad Universitaria de Bellas Artes le organizó un homenaje en la Universidad de La Habana, en ocasión de celebrarse el curso para profesores y alumnos de la Escuela de Verano.

Carmelina Delfín compuso, principalmente, obras para piano y canciones. Entre estas últimas se encuentran Al recordar tu nombre, Matinal, Amores y pesares y Quiero de tus labios escuchar. Figuró en el grupo de personalidades artísticas criollas que estimó y distinguió el maestro Lecuona, quien en 1925 le dedicó su danza afrocubana Y la negra bailaba, y dieciocho años después, al presentarla en el Carnegie Hall, su Rapsodia negra, instrumentada y orquestada entonces por Gonzalo Roig.

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