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El diálogo o el terror

12 de mayo de 2017

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Paradójicamente, aquellos dirigentes de la oposición de derecha venezolanos que llamaban fervorosamente a una asamblea constituyente para tratar de echar abajo al Gobierno Bolivariano, hoy cantan a coro su rechazo, huyéndole a la confrontación popular.

El diputado antichavista Freddy Guevara, quien en el 2014 llamó a convocar la Asamblea Nacional Constituyente, dice ahora que el presidente Nicolás Maduro está preparando un fraude, y exhortó a la “rebelión pacífica”, cuando es conocido que entes como él han estado apoyando a las células terroristas que el Imperio ha estado organizando, armando e introduciendo en diversas partes del país para sembrar el caos, y acentuar la guerra económica.

También la opositora María Corina Machado rechazó la propuesta de la Asamblea Constituyente, pese a que en el 2013 dijo que era “la vía para lograr la reconciliación nacional”. Desde ese año hasta el 2016, Luis Florido también hizo igual propuesta, pero hoy la recusa, porque no puede enfrentar un diálogo superior en medio del conflicto y violencia en la que comienza a desenvolverse la situación de Venezuela.

Algo muy bueno para la humanidad debe estar haciendo la Revolución Venezolana con su Constituyente que la burguesía se ha puesto su traje de terrorista para destruirla.

Y es que están agudizadas las contradicciones en los momentos en que esa contrarrevolución pide más dinero para descarrilar violentamente la revolución y luego pedir una intervención militar directa.

Pudiéramos escribir sobre los más recientes intentos terroristas para asesinar y subvertir el orden, y como algunas de esas células contrarrevolucionarias han sido desmanteladas y apresados algunos de sus líderes y muchos de sus miembros. Pero esto es un sola parte de la cuestión más importante y la que puede asegurar el futuro de la revolución.

El gobierno de Nicolás Maduro ya está comenzando a afianzar los paradigmas políticos en una Asamblea Constituyente que, seguramente, constituirá toda una revolución capaz de derrotar la guerra económica que tan dura ha sido para la clase trabajadora, por lo cual desmenuza las guaridas “técnicas” de la democracia burguesa donde se incuban las emboscadas tendidas para hacer pasar por “legales” cientos de canalladas.

No se puede repetir un triunfo de la contrarrevolución como en las más recientes elecciones legislativas, en las que presenciamos impotentes como un pueblo, humillado y hambreado, votó por los verdugos que lo matan, repitiendo la ideología que lo esclaviza.

Hablan de democracia, pero se arrodillan ante el Imperioy ruegan, subrayo, por una invasión que no tiene nada de democrática.

Prefieren el terror antes que el diálogo, de ahí que se debe responder con la profundización de las ideas del socialismo y hacer que se respete al pueblo de Bolívar, su entereza y firmeza y decisión de construir su Constituyente.

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