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¿Un invisible Departamento de Estado?

13 de febrero de 2017

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Tanto los corresponsales extranjeros acreditados en Washington como los periodistas locales habituados a la cobertura cotidiana de los acontecimientos que ofrecía el locuaz Departamento de Estado o incluso sus subsecretarios o el propio Secretario de Estado en cualquier lugar del mundo donde se encontrasen, han comenzado a apreciar –y así lo han expresado– un nuevo estilo acompañado de un silencio sepulcral por parte de esa institución gubernamental, hasta ahora clave en la conducción de la política imperial.

Son ya varios los medios que han llamado la atención sobre este particular; algunos lo atribuyen a la novedosa forma de gobernar implantada desde la Casa Blanca por la actual Administración y otros lo relacionan con las diversas declaraciones de funcionarios de ese Departamento que en plena campaña electoral hicieron constar su desagrado con la candidatura de Donald Trump y, por tanto, sus simpatías por la candidata derrotada Hilary Clinton.

No olvidemos, además, que el Departamento de Estado fue su base de operaciones durante buena parte del mandato de Barack Obama y desde allí seguramente tejió una vasta red de compromisos, relaciones y amistades que aún permanecen.

El hecho cierto es que, como señala la agencia francesa de noticias AFP. El actual secretario de Estado y expresidente de la poderosa petrolera Exxon Mobil (heredera de la legendaria Standard Oil) RexTillerson “está encerrado desde hace aproximadamente una semana en su despacho del séptimo piso del gigantesco edificio bautizado ‘FroggyBotton’, al sur de Washington”.

Se conoce, no obstante, que ya se reunió con unos dos mil funcionarios y empleados de esa sede a los que congratuló y tranquilizó pero sin abordar ningún aspecto de la política exterior ni las prioridades diplomáticas de la nueva Administración. Desde su nombramiento y su ratificación por el Congreso el Secretario actuante no ha hablado en público ni ofrecido conferencia de prensa.

Han sido también esporádicas y fugaces las comparecencias del vocero del Departamento, que lo hacía diariamente –en ocasiones hasta dos veces– para exponer las posiciones del país imperial y manifestarse acerca de todo lo humano y lo divino en que consideraba oportuno emitir juicios y opiniones.

Se ha detenido igualmente el flujo ininterrumpido de comunicados que esa oficina daba a conocer sobre cualquier situación de intereses para el gobierno imperial y para los intereses de Estados Unidos en cualquier lugar del planeta o en “cualquier oscuro rincón del mundo”, como dijo el genocida Bush hijo.

Los pocos pronunciamientos, en cuanto a política exterior hasta ahora emitidos por la nueva administración los ha suscrito directamente el propio Presidente, acudiendo a su cuenta en “twitter”, de forma breve y escueta.

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