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Algunos consejos para el vivir cada día

15 de marzo de 2013

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En realidad últimamente vivimos constantemente sometidos a situaciones estresantes que reclaman respuestas constantes, pero en ocasiones, tenemos la capacidad de evadir estas situaciones e intentar pasar un buen tiempo cada vez que nos lo queramos proponer.
Propicie reunirse con personas positivas, donde puedan intercambiar conversaciones sobre temas agradables, gratificantes, conversar de sus aciertos y de los desaciertos, pero de estos últimos resaltando las enseñanzas y experiencias que nos propició.
Conversar de sus éxitos y el de los demás, sintiendo alegría no solo por los suyos, sino por el de los demás, confraternizando, celebrando cada triunfo, cada logro, sobre todo en familia, hay que celebrarlo todo con alegría, como le dije en una ocasión a una amiga: “En la familia hay que celebrarlo todo, hasta el cumpleaños del refrigerador de la casa”.
Intentar ser siempre portador de buenas noticias, de comentarios agradables, y dejar solamente para cuando sea muy necesario e impostergable el anunciar o comentar una mala noticia.
Digo esto, porque se que usted ha recordado en este momento a alguna persona que cada vez que se encuentra con usted es para darle una mala noticia.
Están también aquellas personas que constantemente se están quejando, protestan por todo, nada les viene bien, todo es negativo, todo es trágico.   Son aquellos que llegas y le dices: ¡Que bueno que tu hija te dio una nietecita! Y ella te responde: “! Si, es muy linda mi nietecita, pero total, venir a este mundo a pasar trabajo y a sufrir, con ese padre irresponsable que tiene! Y entonces a partir de este momento comienza el rosario de tragedias que ya le ha repetido miles de veces y la llegada de la nietecita pasa a un plano secundario, casi ausente de la conversación que intentaste fuera positiva, alegre, optimista.
Estas situaciones de quejas y protestas mantenidas por todo y en todo momento, son muy perjudiciales en las relaciones interpersonales. Se observa con frecuencia en las relaciones de pareja, en el funcionamiento familiar, de colectivos de trabajo, de estudio y de vecindad. El final siempre es desastroso.
Estas personas son las que popularmente llamamos “Pájaros de mal agüero” y aunque hay personas que sin un motivo aparente asumen estos comportamientos, en realidad el origen de estos comportamientos esta en frustraciones que han sufrido y mantenido.
Cuantas personas nos encontramos que constantemente se quejan y hasta maldicen, – algunos con soberbia, otros con lastima y tonos de victimas – de los padres que han tenido, del lugar donde nacieron, del trabajo o la profesión que desarrollan, de la fatalidad que han tenido en toda su vida. Son aquellos que dicen: “Si hubiera nacido en otro país y no en este, fuera…..”, “Que desgracia los padres que me tocaron, si hubieran sido los de fulano, talvez yo……” “Que desgracia haber estudiado esta carrera cuando en realidad preferiría mejor…..” En fin, los eternos inconformes con su identidad, pero también los que asumen el pesimismo a partir de carencias materiales, que en realidad, no son capaces de disfrutar lo que tienen, lo que han logrado, porque ocupan su tiempo en sufrir por lo que no tienen y no lo aprovechan en disfrutar con lo que tienen.
Hay una frase que escuché hace mucho tiempo que dice textualmente: “Feliz no es el que tiene mucho, sino el que disfruta lo que tiene”, pues por aquí anda una de las recetas claves que nos pueden llevar a vivir cada día con salud y felicidad.

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