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ONU y Palestina: ¿la misma cara?

23 de diciembre de 2016

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Naciones Unidas tiene ahora un nuevo Secretario General, de nacionalidad portuguesa, quien en su inicio “´pinta” mejor cara que su predecesor, un sudcoreano, al promover una más consecuente condena a las agresiones sionistas, rechazar la ilegal ocupación de tierras en Cisjordania y promover la creación de dos estados.
El anterior fue despedido a bombo y platillos con halagos y varios etcéteras, por aquello de que “Rey que se va, puente de plata”, aunque al final de su mandato, cuando ya el mal estaba hecho, trató de sacar la cara por los pueblos, como debía haber hecho al principio.
Durante este y anteriores mandatos, el problema palestino empeoró, mostrando la fragilidad de un organismo y de un directivo que jamás hizo temblar, por el contrario, al ocupante sionista y a su gran aliado norteamericano, e indicó complacencia con las sanciones a Rusia por las falsedades montadas por la pléyade occidental, con EE.UU. a la cabeza, sobre la falsa anexión de Crimea, cuando más del 95% del pueblo de la península votó a favor de su regreso a la Patria rusa.
Las cuestiones negativas referentes a Rusia, como la impunidad que goza Israel por los crímenes contra el pueblo palestino mostraron caras tamizadas respectivamente por la aceptación y el de evitar que a Tel Aviv se le “pasara la mano” en el “castigo” a los díscolos, pero nunca hubo condena que se pudiera traducir materialmente.
La rutina del organismo y de su líder nominal era la misma, cuando condenaba de la manera más hipócrita y estéril posible, cada agresión, tras lo cual, subrayo, siempre anunciaba que abriría una investigación para esclarecer los hechos, pero no aprobaba sanción efectiva contra los culpables.
Desde hace cinco años, el régimen de Tel Aviv mantiene un constante bloqueo, levantado ocasionalmente, contra la paupérrima, sobrepoblada y muy agredida Franja de Gaza, al tiempo que espeta que nadie lo burlará y meterá sus narices para aliviar el dolor de los habitantes del gran campo de concentración, recordándome aquella vez que mantuvo sitiado a los campamentos de refugiados de Sabrá y Chatila, en El Líbano, y solo lo levantó para permitir a la ultraderecha falangista local asesinar a más de 5 000 niños, mujeres y ancianos.
Estados Unidos es uno de los cinco países integrantes permanentes del Consejo de Seguridad que tiene el antidemocrático derecho a veto, y, obviamente, nunca va a permitir que su protegido reciba castigo alguno. De hecho, Washington ha vetado unas 40 resoluciones contra Israel.
Y es que los genocidas sionistas gozan, reitero, de una impunidad tan increíble como insultante, dentro de una organización que está a años luz en cuanto a democratización de su funcionamiento se refiere, así como a la consecución de los objetivos por los cuales, al parecer, comenzó su andadura.
La ONU, que reemplazó a la Sociedad de Naciones, fue fundada por 51 países el 24 de octubre de 1945 en San Francisco, California. Supuestamente, nació para facilitar la cooperación en asuntos del Derecho Internacional, la paz y la seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos, pero, como he señalado líneas antes, su diaria labor dista mucho de acercarle a los mencionados objetivos.
Veremos si con el nuevo Secretario General se hace justicia con los pueblos, entre ellos el palestino.

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