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Apreciaciones de José Martí sobre Wolfgang Amadeus Mozart

9 de diciembre de 2016

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En varios de los trabajos periodísticos que publicó en diferentes etapas de su vida José Martí hizo referencia a la música y a la labor de notables creadores en esta manifestación artística, entre ellos el austríaco Wolfgang Amedus Mozart cuyo fallecimiento ocurrió el cinco de diciembre de 1791. Algo más de ocho décadas después Martí trató con respecto a este gran músico y compositor en una crónica publicada en la Revista Universal de México, en 1875.

Martí comenta la presentación del violinista y compositor cubano José White, que interpretó obras de Mozart en un concierto realizado en la capital mexicana.

Acerca de ello manifestó: “Ni un instante cejó en su empeño la vida siempre activa del imperecedero autor de Nozze. Su música es una especie de lamento de ángeles.”

En esta crónica Martí igualmente expresó la valoración que tenía acerca de la interpretación del músico cubano sobre obras de Mozart y detalló: “Y llegó al fin el quinteto de Mozart. ¿A qué escribir con palabras? Aquello se ama y se suspira, aquello se oye y se respeta, y se siente con la ternura exquisita con que Mozart lo engendró y escribió.”

Martí señaló, además, la impresión que le había causado disfrutar del concierto y de las obras de Mozart. Precisó: “Todavía resuena en mi corazón aquella música divina: todavía no duerme en mi el germen de infinitas bellezas en mala hora enamorado y despertado.”

Casi 15 años después de haber elaborado esta crónica relacionada con la presentación del violinista cubano José White que interpretó obras de Mozart en México, Martí volvió a hacer referencia a este célebre músico y compositor austríaco quién llegaría a sobresalir ya que indudablemente fue uno de los músicos mejor dotados que haya existido en el mundo.

En un trabajo titulado Músicos, Poetas y Pintores, publicado en el segundo número de la revista La Edad de Oro, en agosto de 1889, en el que trató en la parte inicial acerca de la niñez y juventud de compositores famosos como Haendel, Haydn, Bach, Beethoven, basado en lo expuesto en un libro de Samuel Smiles, Martí manifestó en relación con el virtuosismo de Mozart: “Pero de todos los niños prodigiosos en el arte de la música, el más célebre es Mozart No parecía que necesitaba de maestros para aprender. A los cuatro años, cuando aún no sabía escribir, ya componía tonadas; a los seis arregló un concierto para piano y a los doce ya no tenía igual como pianista, y compuso la Finta Semplice, que fue su primera opera.”

Comentó en el citado trabajo que aquellos maestros serios no sabían cómo entender a un niño que improvisaba fugas dificilísimas sobre un tema desconocido, y se ponía enseguida a jugar a caballito con el bastón de su padre.

Afirmó Martí que el padre de Mozart anduvo enseñándolo por las principales ciudades de Europa, vestido como un príncipe, con su casaquita color de pulga, sus polainas de terciopelo, sus zapatos de hebilla, y el pelo largo y rizado, atado por detrás como las pelucas.

Igualmente señaló que el padre no cuidaba la salud del pianista pigmeo, que no era buena, sino que tan sólo quería sacar de él cuanto dinero podía.

Y agregó en su semblanza acerca de Mozart: “Pero a Mozart lo salvaba su carácter alegre; porque era un maestro en música, pero un niño en todo lo demás.”

Y al referirse a algunas de las obras más significativas de este músico y compositor, Martí también expresó: “A los catorce años compuso su ópera de Mitrídates, que se representó veinte noches seguidas; a los treinta y seis, en su cama de moribundo, consumido por la agitación de su vida y el trabajo desordenado, compuso el Réquiem, que es una de sus obras más perfectas.”

Martí apreció el gran valor de la música acerca de la cual enfatizó LOC.- El color tiene límites, la palabra labios; la música, cielo. Lo verdadero es lo que no termina; y la música está perpetuamente palpitando en el espacio.

José Martí sintió un gran amor por la música a la que consideró como una lengua una lengua espléndida, que vibra en las cuerdas de la melodía y se habla con los movimientos del corazón.

Martí precisó además que la música es como una promesa de ventura, como una vislumbre de certeza, como prenda de claridad y plenitud, común, muy suavemente simpática, que deja en los oídos dulzura que van a ensanchar y a ennoblecer el corazón.

Y añadió: …la música se oye, la alegría se enciende, los ojos se enamoran: no hay pecho que no crezca y se dilate: no hay sentimiento en el espíritu que no murmure delicias y amor.

También Martí expuso que la música es la más bella forma de lo bello y al definir lo que para él representaba esta manifestación artística señaló en una frase llena de simbolismo, ya que aseguró: La música es el hombre escapado de sí mismo; es el ansia de lo ilimite surgido de lo limitado y de lo estrecho de la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante y venidera.

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