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Trump, ¿justiciero?

10 de noviembre de 2016

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Que yo recuerde, un solo periodista, el norteamericano Michael Moore, dio favorito a Donald Trump para ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y otro más joven, el cubanoSergio Alejandro Gómez-Gallo, ofreció el beneficio de la duda acerca del triunfador.

Parecería un hecho intrascendente si no fuera porque en el propio Estados Unidos cerca de 300 periódicos daban abrumadoramente a Hillary Clinton como ganadora, en tanto solo 13, la mayoría intrascendentes daban favorito a Trump.

Y es que el decir de los medios de información estadounidenses revelaba el indicador de lo que quería el establishment –el que gobierna realmente allí– pendiente de mantener el status quo.

De ahí se explica el rechazo de la cúpula de su propio partido, el Republicano, al ganador de las primarias a las que llegó y triunfó, cuando muchos no lo esperaban.

Trump, un presentador televisivo de experiencia, generador de uno de los incultos show reality populares de la nación vecina, manejódurante la campaña un lenguaje soez, antiinmigrante, de tintes racistas e irrespetuosos con quienes gobiernan detrás de bambalinas, y, gracias a su poder de comunicación, le “sacó lascas” a los incumplimientos del programa del presidente Barack Obama.

No obstante, las encuestas dieron en todo momento favorita a Clinton, con el apoyo televisivo y de importantes y populares artistas, mientras predominaba la propaganda en la que presentaban a Trump como un apestado.

Hillary, quien invirtió muchos más millones de dólares que Trump en la contienda, es realmente más impopular, al tener un pasado no muy limpio, con muchos pasajes de los que nadie se debe enorgullecer, como aquella burla sobre el asesinato del líder libio Muammar el Ghadaffi.

 Ha sido señalada como la “empujadora” de la agresión a Libia, y presenta durante su vida turbios manejos al aceptar dinero de farmacéuticas, como una vez demostró Moore.

Pero lo realmente interesante aquí es Trump, un hombre que cambia de ideas constantemente, que parece a veces que no sabe lo que está diciendo, aunque el afirma que los medios de comunicación tergiversan sus declaraciones.

Recordemos que levanto la bandera justiciera por los obrero desempleados en el denominado cinturón industrial, ubicado en cinco estados a lo largo de la frontera con Canadá, y anunció represalias económicas contra aquellos dueños magnates |que se llevaron sus fábricas a otras naciones para explotar mano de obra barata, sin importarles lo que pasaba con el trabajador estadounidense.

Y así fue, a costa de parecer antiinmigrante, racista, xenófobo, machista y cambiar “de palo par rumba” ante las situaciones internacionales –que le importa poco– logró vencer en unos comicios que tenía propagandísticamente en contra, al atraer los votos de los mayoritaria población blanca de Estados Unidos (siete de cada 10 norteamericanos) lograr incluso votos afronorteamericanos y de un 30% de los latinos, sobretodo de los que ya llevan mucho tiempo asentados allí.

Trump, sin experienciapolítica, es un magnate millonario, productor y presentador de un realityshow, que logró derrotar alClan Clinton, que no es precisamente tan querido como el del también demócrata Kennedy.

Hace cuatro años, Trump calificó de injusto el sistema electoral norteamericano,porque no hace falta la mayoría de los votos de la población, sino de los electorales que ofrece cada estado, para ganar la Presidencia. Ahora, el candidato republicano resultó beneficiado en ese sentido, porquinta vez en la historia de los comicios presidenciales norteamericanos.

Connotados republicanos, como el ex presidente George W. Bush, no votaron por Trump quien tiene la ventaja de tener un legislativo presuntamente favorable pero, no obstante, tendrá que laborar mucho si quiere que se respete su quehacer ante el pueblo norteamericano para tratar de lograr internamente una sociedad más equitativa; y en lo externo comenzar a borrar esa imagen de nación odiada, justamente conseguida por defender dictaduras, esclavitud y explotación humana.

Y en cuanto a la política referente a Cuba, dijo una cosa al principio de la campaña, favorable a levantar el bloqueo, pero al final, para buscar el apoyo en Florida, aseguró que echaría abajo las directivas de Obama sobre la mejora de las relaciones, aunque siempre encaminada a subvertir el orden interno, esgrimiendo derechos humanos que la Isla cumple, pero el Imperio no.

A los cubanos nosgustaría que esas relaciones se mantuvieran y desarrollaran, y ayudaran a levantar el criminal bloqueo que mantiene EE.UU. desde hace más de cinco décadas; pero estamos preparados para cualquier contingencia adversa.

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