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Continúan los experimentos contra el envejecimiento

21 de octubre de 2016

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Nicotina, ratones y ¿humanos? ¿Podría la nicotina prevenir el envejecimiento del cerebro en los seres humanos? La polémica está servida.

 

 

Nicotina

 

Primero, veamos algunos válidos antecedentes. Todos sabemos que la nicotina es una sustancia química que se encuentra en el tabaco (Nicotiana tabacum). Es un compuesto orgánico, un alcaloide altamente concentrado en las hojas. Constituye cerca del 5% del peso de la planta y del 3% del peso del tabaco seco. Está presente también en otras plantas de la familia Solanacea, pero escaso (2-7 µg/kg), como en tomates, berenjenas, pimientos y patatas.

El consumo de tabaco ha sido identificado como un problema de salud pública y una de las causas de la aparición de diferentes enfermedades y la muerte. Las últimas encuestas indican una prevalencia en el consumo de tabaco de un 28% en hombres y de un 20% en mujeres, y es más mayor en edades tempranas como en la adolescencia, con una prevalencia de un 36%.

También se conoce que es un potente veneno e incluso se ha usado históricamente como insecticida.

Ahora bien, en bajas concentraciones, los efectos psicofarmacológicos de la nicotina se basan en la generación de la adicción y dependencia, y es esta sustancia el principal componente psicoactivo del tabaco. Se ha comprobado que tras el cese del consumo de nicotina aparece un síndrome de abstinencia, mostrando un conjunto de síntomas tales como irritabilidad, temblores, bradicardia y ansiedad elevada.

La nicotina se une selectivamente a los receptores de acetilcolina (ACh) en los ganglios autonómicos, la corteza adrenal y el cerebro. En dosis bajas, provoca en el sistema nervioso central un efecto estimulante sobre la vigilancia, alerta y rendimiento cognitivo y en dosis elevadas, un efecto reforzador o de recompensa sobre el sistema límbico, mediado por la vía neuronal del placer.

De manera que, la nicotina activa los receptores conocidos como nAChR (nAChR, por sus siglas en inglés nicotinic Acetylcholine Receptor), y a diferencia de la mayoría de otras drogas de abuso, actúa como “chaperona farmacológica”, que estabiliza el ensamblaje de estos receptores dentro del retículo endoplásmico de las células, lo que aumenta así su presencia en la superficie de la célula provocando una sobre-regulación.

(NOTA. Las “chaperonas farmacológicas” constituyen una de las nuevas aproximaciones terapéuticas de futuro dentro de la Medicina genómica. Se basan en el uso de pequeñas moléculas que ayudan a las proteínas mutantes a adoptar la forma adecuada para realizar su función de forma correcta).

Esta sobre-regulación de nAChR desempeña un papel importante en la adicción a la nicotina y, posiblemente, en la ¡disminución de la susceptibilidad de los fumadores a la enfermedad de Parkinson!

Ahora, ¿Cuál es la hipótesis que se plantea? Los científicos proponen que los receptores nicotínicos del cerebro podrían ser herramientas útiles para tratar el deterioro de las funciones cerebrales.

¿Por qué? Hay antecedentes. Ya sabemos que tanto en humanos como en animales se ha demostrado que la nicotina tiene posibles beneficios cognitivos, pues esta sustancia activa los receptores nicotínicos de acetilcolina (nAChR) en el cerebro y esto ¡ha sido asociado a la reducción de la neurodegeneración! Quiere decir que estos receptores desempeñan un papel relevante en la regulación de los efectos que la nicotina produce en el cerebro.

Los hallazgos más relevantes sobre el efecto de la administración de nicotina en los organismos se basan principalmente en los daños provocados a la salud, por ejemplo, sus efectos cardiovasculares que incluyen vasoconstricción periférica, taquicardia e hipertensión; la aparición de algunos tipos de cáncer y enfermedades coronarias.

Pero, muy poca atención se le ha prestado a los estudios sobre la posible participación de la nicotina en la supresión del consumo de alimentos.

Investigaciones recientes en humanos y animales han hallado que fumar cigarros o la administración directa de nicotina puede modificar el sentido del gusto y alterar los hábitos alimentarios, por ejemplo: la disminución delaingesta de alimentos o de comidas altas en calorías, así como de la absorción de nutrientes; y que, cuando cesa el consumo de nicotina, aparece un incremento delaingesta de alimentos y también, parece que suele ir acompañada de cambios en la preferencia de estos.

Recientemente, la Escuela de Medicina A & M de Texas (EE.UU.), ha realizado un nuevo estudio que revela que esta sustancia química adictiva –la nicotina– podría protegernos contra el envejecimiento del cerebro. El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Toxicology. ¡“El uso medicinal de la nicotina o agonistas de nAChR, podría tener grandes efectos beneficiosos para la salud humana”! señalan los autores de la investigación.

(NOTA. En bioquímica, un agonista es aquella sustancia que es capaz de unirse a un receptor celular y provocar una acción determinada en la célula generalmente similar a la producida por una sustancia fisiológica).

Para realizar el estudio, los científicos utilizaron modelos de ratón para investigar qué efectos causa la nicotina en diferentes dosis: baja, media y alta, sobre el apetito, el peso, la ansiedad y los niveles de receptores nicotínicos en el cerebro de los estos roedores.

Los resultados revelaron que los roedores que recibieron dosis bajas y medias de nicotina no presentaron cambios de ningún tipo. Sin embargo, los que recibieron dosis altas, mostraron una reducción en la ingesta de alimentos y de su peso corporal, así como un aumento de los receptores nicotínicos en el cerebro, y un aumento en la ansiedad. Los autores de la investigación se preguntan: ¿la capacidad de la nicotina para reducir el apetito y el aumento de peso tiene un posible efecto protector contra el envejecimiento del cerebro y, por lo tanto, la disminución de la neurodegeneración en ratones de edad avanzada? ¿Y en los seres humanos?

Ahora surge la polémica: ¿Es segura esta droga adictivadurante la niñez y la adolescencia? La respuesta es muy simple: ¡Seguro que no lo es!

Pero, los líderes del trabajo consideran que los “beneficios superan los riesgos potenciales”.

En resumen, los resultados obtenidos en estudios de laboratorio sugieren que la nicotina puede ayudar a mejorar los procesos de atención… pero, puede provocar daños severos al organismo. A partir de esta evidencia se abren las siguientes interrogantes ¿El consumo de la nicotina se considera positivo para lograr una mejoría en el aprendizaje?, ¿Es recomendable que pacientes con déficit de atención consuman nicotina? ¿La administración de nicotina se debe considerar como un tratamiento a pacientes con enfermedades como el Alzheimer, a pesar de los efectos negativos que esta sustancia provoca? ¿Puede convertirse la nicotina en una solución alterna ante los problemas de sobrepeso de la población? Con relación a la disminución de la neurodegeneración cerebral ¿los beneficios superan los riesgos?

Sin duda los argumentos a favor y en contra del consumo de esta droga son ampliamente discutibles. Es evidente que no es posible dar una respuesta precisa ante estos cuestionamientos. Sin embargo, parece ser que los efectos negativos son más determinantes que los efectos positivos.

Por tanto, es necesario seguir estudiando los efectos que la nicotina tiene sobre el organismo y su conducta, sobre todo durante periodos prolongadosde administración.

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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