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Rechazo al complot

29 de septiembre de 2016

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Por estos días se desarrolla en toda Cuba, principalmente en los centros docentes del país, la campaña de rechazo a uno de los rubros que comprende el plan imperialista de subversión contra la Revolución: el otorgamiento de becas a jóvenes estudiantes por entidades norteamericanas sin permiso de nuestro Gobierno.
El objetivo es muy claro: la formación de futuros líderes que sirvan de instrumento a planes contrarrevolucionarios que cercenen logros y hagan volver a un pasado en el que predomine la desigualdad.
No nos vamos a detener para explicar pormenores del rechazo general estudiantil a ese intento, porque, realmente, nunca viene solo y está trazado por los denominados tanques pensantes defensores del capitalismo en su acepción más salvaje.
La diabólica trama que se trata de montar contra Cuba tiene otras numerosas acepciones, ensayadas en Serbia, Ucrania, Kirguistán, Georgia, Siria, Irán y Venezuela, entre otras naciones.
Quizás ese otorgamiento “desinteresado” de becas sea lo más sutil de un complot en el que están comprendidos falsas huelgas de hambre, desinformación, manipulación mediática, guerra económica, creación y uso de ilegales redes sociales, construcción de símbolos, intentos de marcha, etcétera.
Algunos de eso acápites ya han sido ensayados contra Cuba, y al efecto recordemos el aún cercano plan de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para utilizar a músicos cubanos de rap en acciones antigubernamentales.
La intensificación del esfuerzo subversivo se produce después del establecimiento de relaciones diplomáticas, con apertura de respectivas embajadas y, aunque se indicó que ello forma parte del proyecto del ala fracasada de la política cubana en Estados Unidos, con su principal sede en Miami, lo cierto es que el propio presidente Barack Obama se ha avenido a ello, incluso con ofrecimientos ilegales a pequeños propietarios privados en el curso de su estadía en Cuba.
Se ha tratado de erigir héroes o heroínas de pacotilla en el ámbito de la cultura, pero no es el arte lo que lo mueven, sino generar enfrentamientos, provocar confusión y desorden, cundo existen espacios en la sociedad cubana para debatir cualquier tema.
Incluso se ha tratado inútilmente de ocupar espacios públicos, con el fin de “hablar libremente sobre el futuro”, y promover una publicidad que engañe a la opinión pública en el exterior, pero eso no ha podido prosperar, como si ha pasado en Serbia, Ucrania y Siria.
Aquí la plataforma cultural ha sido la más elegida, aunque tampoco prosperó, porque esos hijos del Imperio no tienen en cuenta que en Cuba el arte sirve para enriquecer el alma de los seres humanos y no ponerlo al servicio de los poderosos del mundo.

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