ribbon

No tan conocidos (III)

12 de agosto de 2016

|

Pablo Ruiz Castellanos

Pablo Ruiz Castellanos

 

Otro de los músicos cubanos poco favorecidos por la promoción es Pablo Ruiz Castellanos.
Aunque siempre quiso dedicarse al arte de los sonidos, su extracción campesina le impidió cursar estudios académicos desde los primeros años de vida, pero nunca perdió ocasión de relacionarse con quienes le proporcionaron los conocimientos necesarios para convertirse, años después, en compositor.
Nacido en la provincia de Guantánamo el 26 de junio de 1902, a los veinte años formó parte de la banda de música del crucero Cuba y más tarde ingresó en la Banda del Estado Mayor del Ejército.
Como creador, Ruiz Castellanos escribió partituras para orquesta sinfónica, de cámara y para la escena y aunque no carecen de valores musicales, al decir de críticos como Alejo Carpentier, “carecen de acento personal”. Sin embargo, todas obedecen a un marcado interés por reflejar el espíritu nacional, a través de sonoridades que evocan los campos, ríos y montañas que formaron parte del entorno donde creció. Títulos como “Monte Rus”, “Río Cauto”, “Escenas campestres” y “Campiña”, son ejemplos evidentes de ello. Tal vez su mayor error estuvo en enmarcarlas en el formato de poema sinfónico para evadir una disciplina formal, sin tener en cuenta el riesgo que corría, porque esto solo consiguió alejarlo de su identidad. Su catálogo de obras incluye: “Rumba en Rapsodia”, “Sinfonía heterodoxa cubana”, “El gran changüí”, un Concierto para piano y orquesta donde, además del conjunto sinfónico, incluye voces; pero su mayor logro lo constituye “Monte Rus”.
Pablo Ruiz Castellanos también fue profesor y director de bandas.
Otra cubana que alcanzó grandes éxitos como músico fue Ana Aguado, soprano cienfueguera que nació el 3 de mayo de 1866 y murió a los 55 años en La Habana. Compartió su vida personal y profesional con el también cienfueguero Guillermo Tomás. En 1889, viajó a Nueva York donde obtuvo, por oposición, la plaza de solista en la iglesia de San Francisco Javier, al tiempo que participaba, junto a su esposo, en actividades encaminadas a recaudar fondos para la causa independentista cubana, a través de las cuales conoció a José Martí. Ofreció recitales y conciertos en España y, al finalizar la guerra de independencia, Ana y Tomás regresaron a Cuba donde fundaron el Instituto Vocal Aguado-Tomás, y organizaron una serie de conciertos con la Banda del Cuerpo de Policía que él dirigía, entre cuyos éxitos se destaca el estreno de la obertura “Rienzi” de Wagner.
Ana Aguado realzó una excelente labor pedagógica, a la que dedicó los últimos años de su vida.

Galería de Imágenes

Comentarios