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Errado vaticinio

3 de agosto de 2016

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Hace un año este agosto agoreros anunciaron la caída económica de China y que ella arrastraría a Estados Unidos, basándose principalmente en las tres devaluaciones consecutivas del yuan, algo en que Beijing siempre ha sido siempre muy cuidadoso en lo que respecta a la estabilidad de su moneda.
Cierto que el mundo está en una crisis económica profunda y China, como parte de este, también está sujeta a sus vaivenes.
Pero lo cierto es que tales devaluaciones no fueron más allá del 5%, por lo cual el pánico de los mercadosfinancierosduró poco, aunque el hoy candidato presidencial por el Partido Republicano, Donald Trump, se lanzó entonces en contra de las medidas chinas y dijo que Beijing pretendía destruir las industrias estadounidenses.
Esto forma parte de una campaña mediática contra China, acusada por Washington de manipular el tipo de cambio, cuando el yuan nunca se ha depreciado artificialmente, sino más bien apreciado a la divisa norteamericana.
Y es que desde el 2005 hasta la actualidad, la moneda china se ha apreciado en 30% ante el dólar, por lo cual resultó exagerado argumentar que la devaluación del yuan en agosto del 2015 en 4,6% sería la principal responsable del colapso de la economía de Estados Unidos.
Lo real hace un año y ahora es que las mercancías baratas elaboradas en China se venden a los ciudadanos estadounidenses como nunca antes. Como los trabajos bien remunerados brillanpor su ausencia en EE.UU., su población está más preocupada por resolver sus problemas de endeudamiento que en cuestionar el origen de los productos baratos que compran a diario en las tiendas de autoservicio.
Cuando se trata una cuestión como la arriba explicada, hay que tener en cuenta qué hacen las autoridades por aliviar los problemas que pueden presentarse ante su pueblo.
En el propio Estados Unidos, la Reserva Federal, sin consultar con otros bancos centrales, ni estar sometida a las leyes del Congreso, anunció la disminución de los montos del programa de inyección de liquidez, lo cual condujo al derrumbe de los mercados de valores y los tipos de cambio de las economías emergentes.
Esta situación llevó a que el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japónlanzaranprogramas de liquidez parecidos a los de la Reserva Federal, con el objetivo de limitar el alza del dólar ante sus divisas. Pero el Banco Popular de China no desplegó ninguna acción extraordinaria y mantuvo estable el yuan, porque se mantiene muy vinculado a la cotización del dólar.
Ayudando indirectamente a la estabilidad económica de EE.UU., China se ayuda a sí misma, porque a los chinos lo que más le preocupa es implementar una serie de medidas de reformas estructurales para que la economía transite de un patrón de acumulación sustentado enla inversión masiva, a otro que privilegie la ampliación del mercado interno.
Aquí entra a jugar el papel del Partido Comunista de China, que tiene una meta de largo plazo que consiste en incrementar el consumo de los habitantes, aumentando el poder de compra a través de los salarios, al tiempo que se disminuye la centralización del ahorro, lo cual se ha vuelto urgente, debido a la contracción de las inversiones empresariales y el desplome de la demanda externa.
Es decir, dentro del lógico aspecto para evitar un desplome económico y seguir avanzando en la construcción de su socialismo, con sus propia especificidades, la dirección política china sabe que el hombre es lo más importante, el elevar su calidad de vida. Y así lo subraya el economista mexicano Ariel Noyola en Rossia Today:
“El Gobierno de China se desenvuelve entre malabarescon varias pelotas a la vez. Los chinos intentan pasar de una economía centrada en la inversión masiva a otra impulsada por el consumo, pero sin sacrificar el crecimiento; buscan detener la especulación en el sector inmobiliario y los activos de renta variable(acciones, materas primas, etcétera), pero sin cortar el crédito a la industria;aspiran a posicionar el liderazgo de su sector financiero, pero sin lidiar con la volatilidad financiera que impone el mercado mundial de capitales. ¿Será que el Gobierno chino cumpla con esa hazaña?”.
Lo cierto es que hasta ahora los planes económicos chinos se han ido cumplimentando, con altos crecimientos en general, elevando la calidad de vida de la nación más poblada del mundo.
En ello tiene que ver mucho que las principales empresas son estatales, así como las que cotizan en las bolsas de valores; el sostenido combate a la peligrosa corrupción y sus planes para borrar las desigualdades entre las diversas regiones del país.
Hasta ahora cualquier pronóstico en contra de China ha devenido en errado vaticinio.

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