Israel Rojas: No quiero que mis nietos regresen al estado de mis bisabuelos

22 de julio de 2016

Buena Fe, Cuba, Cultura, Israel Rojas, Magda Resik, Música

Las canciones de Buena Fe narran la historia reciente de la nación, y con ella, la vida de cientos de cubanos dentro de la Isla y en cualquier lugar del mundo. Sus frustraciones, esperanzas, contradicciones, anhelos y sueños. El dúo devenido proyecto musical, 16 años después de aventurarse a atravesar el archipiélago para probar suerte en la Capital, todavía reúne multitudes doquier se presenten, y en la praxis, se han convertido en actores sociales importantes a la hora de reflexionar sobre la realidad nacional: a los conciertos de Buena Fe asisten cubanos de todas las generaciones, y varias de ellas han crecido escuchándolos..
Quien lo cuestione, puede asistir a cualquier evento público donde los artistas participen. Tal fue el caso de la comparecencia de Israel Rojas en el espacio Encuentro Con… del Pabellón Cuba este jueves, junto a su anfitriona, la periodista Magda Resik.

De aquellas primeras composiciones de adolescente a la responsabilidad de emitir un mensaje multitudinario ha transcurrido mucho más de lo que el autor puede plasmar en sus temas, y la búsqueda de ese “filo comunicacional” que le pueda resultar interesante a la audiencia, es uno de sus grandes desafíos.
Al ser interrogado por la anfitriona respecto a sus opiniones sobre los derroteros de la juventud cubana, que representa a su vez una gran parte del público del dúo, Israel señaló que si bien hay un flujo migratorio creciente, “si te vas a quedar, debes conectarte con tu realidad. Hay varias formas de emigrar, y hay personas que emigran hacia dentro. Desconectan de la realidad cubana, viviendo dentro del país, y punto”. En este sentido, el autor expresó que para él si una canción logra “poner a la gente a pensar”, ya ese es un logro.
“Hay gente que dice ‘sí, él dice todo esto porque venía de la Seguridad del Estado, él defiende esas ideas porque se lo permitieron’. Y lo que la gente no sabe es cuando Yoel y yo llegamos aquí a La Habana pasamos mucho trabajo. Siempre digo que ambos tenemos una licenciatura en probreza con un postgrado en miseria, y pasamos realmente muchísimo trabajo para ir logrando lo que hemos logrado”, confesó el autor.

Por eso el concepto Buena Fe,  a decir de Israel, remite también a un prisma desde el cual se pueden abordar varias temáticas, ya sean políticas, sociales, de pareja. “Un prisma para mirar la vida, ese concepto guía hoy nuestros pasos”, expresó.
“Yo soy al que la gente coge siempre para estas cosas”, dijo el autor jocosamente, induciendo la risa del público y la anfitriona, en cambio “si Yoel no me hubiese propuesto trabajar juntos, esto hubiese sido impensable”.
Israel concibe la creación como un proceso colectivo, cuya parte favorita es ese momento al final de los ensayos “cuando escuchas el pra… tarara, de la batería y decimos ‘ ¡Ay chico! ¡Deja que la gente vea lo que le vamos a sacar!’”. De cada canción que se presenta al público, según describe el autor, hay 30 o 40 que se quedan en el camino.
En efecto, así salieron a la escucha La zanja, Psicología al día, No juegues con mi soledad, Tras tus pies, Soy, Nacimos ángeles, Dios salve al rey, Das más, Nalgas, Gracias por el fuego, Catalejo, Mamífero nacional, Pi 3,14; Emigrantes, Despedida, Volar sin ti, Libre, La carta, y otras tantas que podrían nombrarse a gusto del consumidor.
Cada uno tiene su propia historia con Buena Fe, ya sea el amor platónico de una jovencita de trece años con un guitarrista de la banda o el karma de un médico guantanamero que abandonó la misión cubana en Venezuela y fue a un concierto de ellos en los Estados Unidos. Tras insistir para poder acceder a los músicos, el médico le dice a Israel: “Compadre, a mí la zanja me acompaña a todos lados. En mi barrio había una zanja grandísima, en Venezuela también. ¡Y ahora me mudé para Austin, cerca de una zanja!”. Eran los 2000, señala el intérprete.

Israel se siente responsable de la juventud a la que convoca. ¿Cuándo estás allí encima del escenario, en qué piensas?, inquirió Magda Resik al cantautor.
“Cuando estoy en el Karl Marx pienso sobre todo en que cada uno de esos momentos puede ser inolvidable para el que está allí, y trato de que ese momento pueda ser único. De ahí que cuando llegamos a ese momento, tratamos de que, sin grandes escenas ni poner fuego, ni pantallas gigantes, intentemos llegar al corazón de la gente”, explica Israel.
Esa responsabilidad a la hora de comunicar su obra se taduce en un compromiso con la realidad cubana que les ha anclado a la Isla.
“Yo no quiero que mis nietos regresen al estado de mis bisabuelos y he comprendido que eso es perfectamente posible. En la medida que he ido a Centroamérica, América Latina y a todos los países pobres me he dado cuenta de que en esta pelea de Cuba contra los demonios, si Cuba pierde, que nadie crea que va a vivir como en Miami. Cuba lo que tiene son “cuatro playas”. No tiene petróleo. El recurso más importante que tiene somos nosotros mismos. Esa es una verdad como un templo”.

¿Qué nos quedaría para virar al punto en que mis nietos sean como mis bisabelos? Precisamente que se aplique en Cuba una serie de políticas que ya sabemos cuáles son, que hacen que por ejemplo República Dominicana que es el país con mayor crecimiento macroeconómino en América Latina, tenga niveles de pobreza verdaderamente escandalosos. Nuestro compromiso es por convicción”, asevera el líder de Buena Fe.