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Turquía: golpe y contragolpe

16 de julio de 2016

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Han sido días tensos, fundamentalmente en Europa. Primero en Niza, Francia, un cruel atentado terrorista acabó con la vida de 84 personas, entre ellos 10 niños, y dejó 203 heridos, de ellos 50 en estado crítico.
La mano ensangrentada del llamado Estado Islámico, rápidamente fue levantada por quienes desde la sombra de la ignominia humana se han convertido en verdaderos verdugos que amenazan a la humanidad.
Dos días después, Turquía era estremecida por un intento de golpe de Estado facturado por militares contra el presidente Recep Tayyip Erdogan.
De acuerdo con informes dados a conocer este sábado por BBC Mundo, más de un centenar de personas murieron, en su gran mayoría civiles, unos 1 000 heridos y 2 800 militares habían sido arrestados para abortar la asonada golpista.
Instituciones internacionales y gobiernos de muchos países condenaron el golpe y llamaron al diálogo como postura de paz contra todo aquello que subvierta el orden y la coexistencia entre personas con distintas ideologías y fe religiosa.
Con tono discordante, la OTAN, en voz de su secretario general, Jens Stoltenberg, recordó que Ankara es “un valioso aliado”, sobre todo contra el gobierno del presidente Bashar al Asad en Siria”.
Una vez abortado el golpe, el mandatario turco, calificó el “levantamiento como un regalo de Dios, porque el ejército será limpiado”.
Se trata, sin lugar a dudas, de un enfrentamiento desde época no muy reciente entre Erdogan y una parte de la oficialidad militar, la que, una vez derrotada en su intento golpista, está siendo destituida o detenida.
Horas después el gobierno turco informaría que 29 coroneles y 5 generales fueron apartados de sus cargos.
Durante la asonada del viernes, un avión de combate del gobierno derribó a un helicóptero tripulado por fuerzas golpistas.
BBC Mundo reveló desde la capital turca que se reportaron tiroteos y una explosión cerca del complejo presidencial en Ankara, y que sólo en el cuartel de las fuerzas especiales de la capital 17 policías habían muerto.
En medio del intento de golpe, los uniformados habían emitido un comunicado por la televisión que aseguraba haber tomado el poder para “preservar el orden democrático”.
No obstante, se ha constatado que el mandatario y su partido AKP, son apoyados por la mayoría conservadora y por musulmanes. Desde 2002 cuando llegó al poder y tras ejercer durante 11 años como Primer Ministro, Erdogan resultó electo presidente por vía del voto directo, en agosto de 2014.
Según varias fuentes mediáticas, el apoyo que tiene el mandatario se debe, en primer lugar, a que el país ha disfrutado en la última década de cierta estabilidad económica, con una tasa de crecimiento del PIB promedio del 4,5%.
De todas formas, Turquía enfrenta múltiples retos que involucran al gobierno y en especial al presidente Erdogan.
Uno de ellos es la porosa frontera con Siria y el apoyo que Ankara ofrece a los opositores al presidente Bashar al Asad.
Otro problema es el conflicto sin resolver con los kurdos asentados en los territorios turco, sirio e iraquí. Y, además, el tema de la inmigración de cientos de miles de africanos, sirios y de otras nacionalidades que tratan de llegar a la Europa desarrollada que le da la espalda, y en buena medida son obligados a permanecer en la zona turca.
El golpe del viernes y el contragolpe posterior, constituyen avisos de problemas mayores que afectan al Viejo Continente de nuestros días y en especial a Turquía.

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