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Un buen alumno neoliberal

4 de junio de 2016

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Día a día, miles de argentinos marchan por las calles de Buenos Aires y otras ciudades de la nación sudamericana contra las medidas neoliberales que aplica el presidente Mauricio Macri, mediante decretos y muchas veces sin consultar al legislativo, mientras sigue perdiendo simpatías incluso entre muchos que lo apoyaron en los pasados comicios.
Lo más reciente abarcó la cuestión de la inseguridad del país, con la masiva movilización en defensa de la igualdad de géneros y, especialmente de la mujer, 275 de la cuales han sido asesinadas en lo que va de año víctimas de la violencia.
Otras movilizaciones rechazan las altas tarifas impuestas a la electricidad –hasta de un 400%–, agua, transporte y otros servicios públicos, que hoy se ven expuestos a planes de privatización.
Esto es lo que caracteriza a este gobierno, que tiene su antecedente más abyecto en la entrega de la soberanía económica a unos “•fondos buitres” reinantes en el capital especulativo.
Además, se renuncia a conquistas sociales de los anteriores gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En todo este contexto destacan lamentablemente 150 000 despidos –principalmente a empleados kirchneristas– y la traición de algunos legisladores que se han inclinado sumisamente ante las maniobras de Macri, quien ha seguido teniendo el apoyo mediático reaccionario y de los consorcios agroindustriales que le ayudaron a obtener la Presidencia, aprovechando que Cristina no podía reelegirse en esta ocasión.
A la inicial y primera medida oficial de devaluar la moneda, han seguido pasos exactos para reducir el monto real del salario obrero y la priorización de recursos a las grandes empresas, como se anunció a principios de semana, así como el respaldo a los sectores privados que controlan las finanzas y la minería del rico país.
Como ya habíamos acotado en este portal, a Macri lo elogian figuras como Domingo Cavallo, ex ministro de Economía durante las presidencias de Fernando de la Rúa y Carlos Ménem, quien recomendó, sin tener en cuenta el poder adquisitivo del argentino medio, que “para poner en marcha el sistema monetario, el futuro gobierno no puede dejar la inflación reprimida. Es fundamental que, previamente, se liberen todos los precios. Yo lo llamo liberalizar la economía, dejar que los mercados determinen los precios relativos. Eso lo tendrá que hacer simultáneamente con la puesta en marcha de un sistema monetario”.
Para él, hay que “eliminar los subsidios al gas, la electricidad y al transporte”, los impuestos a las ganancias y a las operaciones con cheques, y unificar el mercado cambiario para que todos los que tengan que vender o comprar divisas lo hagan en el mercado único libre de cambio sin restricciones”.
O sea, una política irresponsable de entrega oficial que, combinada con la insuficiente producción nacional, puede llevar a la recesión y a un mayor sufrimiento para la mayoría del pueblo argentino.
Macri, que sufre a cada rato arritmia cardiaca, como el pasado viernes, ha sido un buen alumno del neoliberalismo.

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