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Engaños y realidades

15 de abril de 2016

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“La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, es una frase que se repite, y no es ni un refrán, ni un criterio popular, sino que es ciencia pura porque el Sr Albert Einstein desarrolló la fórmula que dice que la energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado y esto no lo sacó de la nada, sino fue el resultado de investigaciones. Pero no se han equivocado, están en el espacio semanal de psicología y en particular de la vida afectiva y de cómo manejar las emociones para mejorar la vida. Me explico, y les digo que empecé con lo que parecía un clase de física porque en la actualidad hay una avalancha de tratamientos, consejos y teorías (falsas a mi entender) que utilizan nuevas energías que supuestamente influyen sobre los seres humanos, tanto para curar enfermedades –lo cual es un verdadero peligro y que medra con la esperanza de las personas porque ofrece curas milagrosas–, como para incentivar conductas humanas, mejorar los estados de ánimo, resolver problemas y un sin número de otros asuntos humanos.
No voy a mencionar los nombres de estas supuestas energías porque sería demasiado largo, y digo supuestas porque no responden a lo que las ciencias con todo rigor han descubierto, y que para nada pueden responder a la dignísima fórmula del genial Einstein. Por supuesto que no creo que una supuesta energía, que proviene de la “mano divina de un elegido”, como de una pirámide, de unas piedras o de cualquier otro artefacto puedan influir en las personas para mejorar sus vidas –no hablo de curas milagrosas porque no soy médico y no tengo conocimientos para evaluar este asunto– pero como sí soy psicóloga les digo que la “energía” que estimula, mejora y beneficia las vidas es realidad es algo llamado MOTIVACIÓN. Es decir, la capacidad de ser entusiasta y persistente ante las metas que nos proponemos en la vida, ya sean asuntos cotidianos, sencillos, como los más complejos y que pueden ser trascendentales; y para tener una motivación óptima hay que empezar por fijarse metas que nos interesen, sentir placer al realizar las diferentes acciones que nos llevan a lograr la meta, mantenerse concentrado o enfocado en lo que se quiere, ser consciente de lo que hacemos, evaluar y superar los obstáculos, ser estable en la consecución del propósito y con todo esto se logrará una alta efectividad, lo cual, como pueden darse cuenta no siempre resulta fácil, porque la vida es muy compleja y aparecen problemas y otras situaciones que pueden hacer que nos cansemos, desfallezcamos e incluso hay veces que queremos “tirar la toalla” y retirarnos, y es el momento que necesitamos ayuda para seguir adelante.
O sea, en otras palabras, lo que muchos llaman energía psíquica –o de cualquier otra forma– es motivación y esto sí es serio y científico. Ahora bien, hay quienes se preguntarán por qué las personas asisten a estos seudocientíficos y hasta sienten que han logrado su objetivo y se sienten mejor; no es difícil explicarlo porque cuando las personas necesitan ayuda y van con la certeza que se dirigen al lugar y con la persona que le puede resolver sus problemas, hay una disposición para el cambio y es que se sabe que la mente tiene caminos muy complejos y pueden dirigir el cuerpo, y si encuentran a alguien que muestra seguridad y supuestas soluciones a su por ejemplo estado de ánimo triste, ansiedad, mal dormir y en un ambiente de privacidad y tranquilidad cuenta sus problemas, lo que está haciendo es “catarsis” un término psicológico que significa que “sacamos lo que tenemos entre pecho y espalda” o sea descargamos todo lo que nos preocupa y ya con esta acción hay una mejoría, porque es lo que hacemos en primer lugar los psicólogos en consulta, y a esto se le suma que te encienden unos inciensos, te ponen una pirámide en la cabeza y otras acciones medio místicas, completaron la influencia emocional que disponen a las personas para sentirse mejores, con más ánimo y así sacar fuerzas para enfrentarse a sus problemas.
Y les digo más; vayan a un psicólogo y seguro que sus emociones, problemas, falta de ánimo van a mejorar sin subterfugios, porque esa energía que ofrecen como la panacea universal es simple y llanamente charlatanería.

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