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Aún falla, pero…

11 de abril de 2016

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La todavía reciente liberación de la importante y estratégica ciudad de Palmira y de casi toda la provincia de Homs y el afianzamiento de su dominio del sur, ha llevado al ejército sirio a la cúspide de su exitosa lucha en la erradicación del denominado Estado Islámico (EI), también conocido como Daesh.
Los recientes atentados terroristas en Turquía, Iraq, Paquistán y la propia siria llevan inconfundible el sello del EI, en unos casos debido a lo que pudiéramos decir estertores de su anunciada muerte en el Medio Oriente y en el otro de venganza por el virtual retiro de la ayuda militar y financiera que le estaba suministrando Occidente y el gobierno de Ankara.
Sin dudas,la inteligente y decidida política rusa ha brindado sus frutos sanos para el sufrido pueblo de una Siria atacada y destruida durante cinco años, al limitar el apoyo del Imperio, el sionismo, las satrapías del Golfo y la propia Turquía a un ente integrado por mercenarios y fundamentalistas religiosos, aprovechando la falta de educación, el exceso de hambre y la dañina ideología de algunas ramas que se dicen musulmanas, pero que, en realidad, no están circunscritas y violan los preceptos del Islam.
Claro que la estrategia soviética no hubiera podido resultar perfecta, si por tierra el ejército sirio no hubiera aprovechado al máximo el apoyo militar solidario, principalmente de una fuerza aérea que, aunque retirada en parte para demostrar su voluntad de paz, puede regresar en cualquier momento si Occidente, como acostumbra tantas veces, incumple con su palabra de no seguir apoyando a los agresores.
De todas maneras, ya el Daesh no es el mismo que cuando surgió con fuerza en un bregar fanático y de terror para saquear y sojuzgar pueblos inermes, principalmente en Siria, donde financió gran parte de su actividad con la venta del petróleo robado y vendido a la familia del presidente turco, Recip Erdogan.
Recordemos también que en territorio turco se dio enorme apoyo logístico y se permitió el paso de los terroristas hacia territorio sirio, donde se dedicó a masacrar al pueblo kurdo presente allí, aunque la repuesta de este lo hizo parar en seco. Además, el EI nunca atacó ningún interés de Israel, que llegó a albergarlo y brindarle servicios médicos.
Estas son cuestiones que ya han sido expresadas, y comprobadas, de una u otra manera, pero lo que sí es real que está organización se ha reducido y relegado a unas zonas cada vez más asediadas en Siria e Iraq, por lo que se vislumbra que tampoco subsista en Afganistán, donde se asegura que no apoya al Talibán, como afirmara la prensa occidental, sino que, por el contrario, recibe el apoyo local y de los ocupantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para combatirlo.
Lo más probable es que la `principal dirección del EI, o lo que queda de ella, tenga que trasladarse a otras regiones, posiblemente africanas, donde tiene fortaleza y aliados en Nigeria y Mali, principalmente, y mantiene reductos en Libia, aunque estos han ido en declive en las últimas semanas, al ponerse de acuerdo varios grupos rivales que mantenían una fuerte división entre el norte y el este.
Su casi seguro futuro será el de convertirse en una organización terrorista al estilo tradicional, manejada por elementos que, en aras de no se qué libertad propiciará atentados de venganza contra quienes les retirara el apoyo (como ha pasado en Francia y Bélgica) o, lo más probable, sea manejado por los propiciadores del neoliberalismo, con el fin de desviar la atención de quienes están coadyuvando a extender el más salvaje de los capitalismos.
Lo cierto, y para bien, frente al asesinato y la confrontación propiciados por países que integran una fracasada coalición prooocidental que decía combatir al EI –pero no era realmente así–, ha surgido una salida política y no militar.
Es decir, imperan las manifestaciones del propio Damasco, Rusia, Iraq, Irán y otras naciones de defender la integridad territorial siria eiraquí, con la única opción, subrayo, en la vía de la diplomacia como instrumento racional.
Es muy importante, insoslayable, reiterar la posiciónde Rusia, al manifestar que nunca abandonará al gobierno legal y legítimo de Bashar al Assad, cooperando con sus aliados, Irán y China, para encontrar una solución política, mediante los canales diplomáticos y de diálogo, lo que ha puesto en entredicho a las potencias occidentales que ayudaron a crear y sostener al EI.
Y aunque aún falta, cada vez veo más cercana la total derrota militarde la aún peligrosa criatura en el Medio Oriente.

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